lunes, 26 de enero de 2015

PALABRAS DE NIEVE

      

Palabras de nieve sobre las montañas leonesas


A todos los montañeses que contemplan la belleza de la nieve, pero sufren 
también sus inconvenientes, porque tienen que seguir espalando...

Lago de Omaña  (Foto: Miguel de Omaña)


Hace frío. El día está nublado,  suspenso… Está de nieve. Pronto  empiezan a caer unas farraspinas (fallaspinas, falaspinas). Parece que no va a cuajar, incluso deja de nevar un rato. Era solo un turbón. De vez en cuando, llegan nuevas torbas. El día sigue escuchón

 A la caída de la tarde comienza a nevar con fuerza. Ahora caen falampos, grandes copos de nieve, suaves, silenciosos, que dificultan la visión del paisaje. La nieve es seca, fallusca, así que se avecina una buena nevada. No es el momento de seguir  albentestate,   hay que  recogerse en casa al amor de la lumbre, teniendo cuidado de que la excesiva  cercanía  no provoque  cabritas en las piernas o de  que se esture la ropa o le salgan raposas.


Hay  que trancar bien puertas y ventanas para que no entre la cirria por las rendijas y preparar todos  los achiperres necesarios por si durante algún tiempo no se puede salir de casa. Ya  una buena leña, con tueros, cepas de urces… está cerca de la  fornigüela para  atizar la cocina. Ya  la matanza del sanmartino, curada o ensareada, está  colgada de los varales de la cocina vieja o de curar. Ya cerca del puchero están preparadas las patatas para los cachelos, las habas rajonas, las berzas...  y también el llosco, la androya, el tocino… para la ración.Ya está prevista la comida para los gochos y los fiacos (fuyacos) para las ovejas… Y, por si acaso, para añadir a la cama, un cobertor de pura lana del Val (de San Lorenzo), blanco como la nieve, con una nota de color en los extremos  en forma de raya roja o verde.

Cuando a la mañana siguiente se mira por la ventana, se ve que todo está cubierto por una nevada de varios centímetros, a veces una auténtica nevadona. Ha caído una tangada de nieve. El paisaje parece que se ha cubierto también  con  ese cobertor de lana con que nos abrigamos en la cama, pero  su  blanco es más restroluciente


Santuario de Pandorado. (Foto: Miguel de Omaña)

 La nieve cubre las madreñas y no se puede salir con ellas a la calle, porque quedarían atolladas y enturadas en la nieve.  Hay que armarse de botas  y de pala y, espalando (espaliando), ir abriendo una buelga, un estrecho sendero donde quepan nuestras madreñas,  para  poder afullancar a través de la nieve  y así  salir al  exterior o comunicar las distintas estancias del  corral.


Si los días siguientes están blandos, la nieve se va poniendo trapazona o champa. Eso anuncia que pronto  se derretirá y comenzará el desnevio. Pero si son muy fríos y caen fuertes pelonas, la nieve permanecerá mucho tiempo en los neveiros o ñeveiros de los altos y en los lugares más bajos en que se formaron trabes, trabancos o cirrias. La nieve se pone nidia  en los    resbaletes y resetinas que se forman por las calles y los tejados se adornan con grandes y transparentes carámbanos, carambiellos o chupiteles que reverberan al sol. Algún cachín será desprendido de los tejados para ser llevado a la boca de un niño que lo chupa con fruición, como si se tratará del más sabroso helado. Y helado sí está, pero helado no es...

Si la pelona  se acompaña de bufina del norte, la friura arfía la cara y nos pueden aparecer empiñas. Hay que protegerse con una buena bufanda o con los mantones o tapabocas de otra época. Tampoco sobran unos buenos calcetines de lana natural tejidos en casa con las subinas…ni unas amorosas y afelpadas zapatillas embutidas en los chanclos o  las madreñas.

Cuando la nieve está muy seca    hay que enterrentar la fallusca para que desaparezca antes, pues con la tierra encima se derrite más rápidamente. Los que no tienen miedo al frío aprovechan para apellocar con bolas de nieve, los pellucos, bien apretadas con las manos… Manos que se quedan entumecidas por el frío, que se combate echándoles el aliento. 


Paladín (foto: Adolfo Rodríguez)

La nieve presagia siempre un buen año. Ya lo dice el refranero popular: Cuando en diciembre veas nevar, ensancha el granero y el pajar. Buena es la nieve, si en enero viene. Con nieve en enero, no hay año austero.  Con nieve en enero no hay año fulero.

Que se consuelen aquellos para los que la nieve, además de fuente de agua, es fuente de problemas...

                    Año de nieves, año de bienes...


Más léxico leonés en el libro: El habla tradicional de la Omaña Baja de Margarita Álvarez Rodríguez. 

 Y en este vídeo: El habla de Omaña.
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La Recolusa de Mar por Margarita Alvarez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.