Palabras teñidas de ocaso...
Ocasos aprisionados
por hierros que hieren el día
y se esconden asustados
tras velos de lejanía.
dejan parte del reflejo,
porque se lo roba el agua
y lo convierte en espejo.
En el estanque dorado
dejan los patos su estela,
y en su navegar pausado
van replegando sus velas.
Avanzan muy silenciosas
sombras que beben colores
y soplando, alevosas,
apagan los resplandores.
El día se va tranquilo
de la ciudad bulliciosa
y en el lecho del sigilo
lo acoge noche amorosa.
Y con eMe
de mañana
renacerá el colorido,
cuando los rayos de grana
se pongan nuevo vestido.
Fotos tomadas por MAR, el 28/XI/2018, en el Parque de Valdebernardo, Madrid
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