domingo, 28 de enero de 2024

Madres que alumbran palabras (1)

 

            De madres y mamás

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"Maternidad» de Castorina. En Astorga (León, España). Foto tomada de MasticadoresFEM

           En artículos anteriores hablábamos de mujeres, féminas y hembras. Vamos a comenzar  a hablar en este artículo de lo relacionado con la maternidad como atributo femenino, pero desde un punto de vista meramente lingüístico: el de la relación entre mujer (madre, en este caso) y lenguaje.

            Partimos, por tanto,  de la palabra madre. El vocablo español madre procede de la palabra latina mater, -tris, con el mismo significado. Con ligeras variantes fonéticas,  es común a muchos idiomas europeos, lo cual induce a pensar que proceda de una lengua o tronco común que suele llamarse indoeuropeo. Con la misma raíz, y  a modo de ejemplo, tenemos  en otras lenguas románicas: mãe, en portugués; mare, en catalán; madre, en italiano;  mère, en francés… En la rama germánica: mother, en inglés; moder, en sueco… Y en la eslava: matka, en polaco; maika, en croata… Méter, en griego...

            Es curioso que la primera lengua que aprendemos los seres humanos para comunicarnos  en nuestra infancia se  llame precisamente lengua materna (también madre, natal o nativa). En las comunidades primitivas, en general, era  la madre la encargada del cuidado de los hijos y del hogar mientras el padre salía a buscar el sustento ─aunque sabemos que no en todas las sociedades ha ocurrido así─, por ello, los infantes se movían, casi siempre, tanto en el hogar como fuera de él, en torno a la madre y  aprendían de ella  el idioma. Conviene recordar que  infante procede de  infans, infantis, que a su vez está formada por el prefijo negativo in- y el participio presente del verbo fāri, hablar. Es infante, pues, en sentido general y etimológico, el que aún no habla.

            Aunque lo habitual es que  a la lengua primera que aprendemos le llamemos materna, no siempre ha sido así. En la Roma imperial,  a la lengua materna se la llamaba patrius sermo. Era, por tanto, la lengua del varón. Y conviven en nuestro idioma el adjetivo materna,  con la palabra patria, sustantivo o adjetivo, según los casos, que procede de pater, aunque hoy, sorprendentemente, sea una palabra femenina: patria potestad,  patria chica, madre patria... 

            Comparten el mismo lexema que la palabra madre unas cuantas palabras más de uso común. La más notable es maternidad, que es la que define  la propia condición de madre y también denomina el lugar donde se atiende a las parturientas. De la maternidad ha hablado la sociología, la psicología, la religión, la literatura... Recordamos, en literatura, a Gertrudis, la  protagonista de la  Tía Tula, de Unamuno, aquella mujer que entrega su vida al sacrificio para satisfacer su ansia de maternidad y, así, cuidando a sus sobrinos, se convierte en una virgen madre.  La maternidad frustrada  está asimismo presente en el sufrimiento que vive  la protagonista de La Regenta, de Clarín. Miguel Hernández nos hablaba del vientre  luminoso de Josefina Manresa mientras acogía al hijo de ambos, en aquellos hermosos y esperanzados versos: Menos tu vientre / todo es oscuro / menos tu vientre / claro y profundo.

        De madre, también procede comadre, que en su origen era sinónimo de partera y, en otras acepciones alude a  una  vecina con la que se tiene especial confianza o a la madre del ahijado de una persona, aunque también tenga una connotación peyorativa en el significado de alcahueta o celestina. Y de comadre proceden las palabras comadrón/na, con el mismo significado que comadre o partera, pero referido a personas más especializadas en la  atención a las parturientas. Esta palabra deriva de conmāter, -tris, que en latín significaba madrina, si bien, en español, hoy madrina es palabra distinta de comadre.  También matrón y matrona.  De  madrina, han surgido derivados como amadrinar, amadrinamiento, madrinazgo. Con sentido despectivo usamos las palabras mamimis, enmadrado/da y  madrero, para calificar a algún bebé que siente un apego desmedido por su madre. Y, por el contrario, para ponderar a la madre muy entregada, usamos la palabra madraza.

       Con madre tienen relación, asimismo, a través de la palabra latina mater, palabras como matriarcado o matriarca. En ambas aparece la etimología latina de madre y el sufijo griego alusivo al poder. También matricidio, que nos habla de dar muerte a la madre, y  matrimonio. Esta última palabra se asocia a madre, porque en el acto del matrimonio la mujer casada recibía el reconocimiento oficial de que podía ser la madre de los hijos del hombre con el que se casaba. De mater, a través de matrix,  proviene matriz. Y  relacionada con ella está la palabra matrícula, en el sentido de  ser el origen de algo.

             Otras palabras llevan también el lexema madre: madreselva, una planta trepadora de flores muy olorosas,  madreperla, molusco con concha donde se cría una perla de la que se obtiene el nácar,  madrecilla,  una huevera de las aves; madreclavo, clavo de especia que ha estado en el árbol dos años; madrejón,  cauce seco de un río; madrediosino, gentilicio para quien procede de Madre de Dios, departamento de Perú. Hay que recordar también que se usa el tratamiento de respeto de madre o hermana en las órdenes religiosas femeninas.

            Como forma familiar de la palabra madre usamos mamá, con algunas variantes: ama, mami, ma… Esta palabra procede del latín mamma, que significaba mama o teta, con pronunciación llana (mámma), y así se mantuvo hasta el siglo XVIII. Con la llegada de los Borbones al trono de España y el afrancesamiento general de la sociedad española, la palabra se convirtió en aguda (mamá), por influencia del francés. Esta forma se ha impuesto en el uso culto del idioma, aunque en la lengua popular y rural convive con la forma llana mama.

            En España, mamá, en lugar de madre, se suele usar en la lengua coloquial. Vayan  algunos ejemplos. Me recoge mi mamá, frase utilizada en conversaciones entre niños pequeños. Quiero hablar con tu mamá, usada cuando un adulto le da un mensaje a un niño para su madre. Díselo a mamá, frase  dicha en el seno familiar entre los hermanos y hermanas o por el marido referido a su esposa. También hay maridos que llaman a su esposa habitualmente mamá. Fuera del núcleo familiar y entre adultos la forma habitual  de llamar a la progenitora es madre.

            Según el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), en América se usa de forma generalizada mamá para referirse a la madre entre interlocutores adultos. Como diminutivos, tanto en España como en Hispanoamérica, se usan las formas mamaíta y mamita, esta última  más extendida en América. En México, en cambio, es más frecuente  la variante mamacita. Y en el norte de España, en el ámbito del asturleonés, es de uso frecuente el diminutivo afectivo mamina, que también forma parte de una expresión  para manifestar  miedo o asombro: ¡Ay, mamina!

            La palabra mamá tiene la misma  forma o formas  muy parecidas fonéticamente en muchas lenguas, lo cual puede tener una explicación lingüística, pues mamá, lo mismo que papá, son palabras formadas por la repetición de dos sílabas (ma-ma, pa-pa) que son fáciles de pronunciar para un bebé por estar formadas por sonidos labiales y la vocal abierta a. Y somos las personas adultas las que aprovechamos esas sílabas que pronuncia el bebé sin significado concreto  y le enseñamos a identificarlas con sus personas de referencia.  Esto explica que no solo se utiliza esta palabra u otras de fonética similar en idiomas europeos, sino en lugares muy lejanos como en  el coreano (omá/apá) o en el idioma quechua, en que ya se usaba la palabra mama, antes de la llegada de los españoles. De esa palabra procede la expresión Pachamama, que significa madre tierra, una diosa que veneran en la zona andina y que está asociada a la maternidad. En muchos países americanos se venera a  la Pachamama y se le hacen ofrendas de alimentos.

            Como se ve, la palabra madre y otras concomitantes dan mucho de sí para seguir alumbrando palabras y expresiones. Aquí, en Palabra de Mujer.

Margarita Álvarez Rodríguez, filóloga

Artículo publicado inicialmente en MasticadoresFEM

De madres y mamás (1)

             

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