Un pino solitario, que sobre el río Omaña, en Paladín, contempla el puente colgante y el pozo Lloncín.
¿Quién te subió a ese risco
y te colgó del barranco,
si no hay pinos por aquí
y tú creces solitario?
En primavera perenne
nos muestras siempre tu estado,
tienes púas y no hojas:
eres un árbol extraño.
Pones verdor en invierno
a los barrancos nevados
y pintas tonos de vida
a los peñascos grisáceos.
Y el otoño ahí te encuentra
de esperanza disfrazado,
entre hojas danzarinas
revestidas de dorados.
El paisaje se desnuda,
tú sigues bien arropado,
y, encaramado en el teso,
sus cambios vas observando.
Con frecuencia te preguntas,
dónde estarán tus hermanos,
pues ninguno hay a la vista
en lugar tan arbolado.
Desde elevada atalaya
pasas el día mirando,
el río que pasa al hondo
y los chopos espigados.
Paleros, fresnos y alisos
te contemplan desde abajo
y las urces te hacen corro
desde lugares más altos.
¡Sigue ahí firme y señero
en lugar privilegiado,
que no te arranquen turbiones
ni vientos huracanados!
© M. Álvarez
Paladín (León), agosto de 2020
El pino ante nuestra mirada veraniega...
Panorámica que contempla el pino:
Enhorabuena. Sigue trabajando.
ResponderEliminarCARLOS JUNQUERA
Gracias, Carlos.
EliminarA veces estar solitario es una buena opción, sobre todo si estas disfrutando de los aires y de los paisajes de Omaña.
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