Poemas para un Sábado Santo.
En esta tercera entrega, seguimos hablando de la poesía religiosa
relacionada con la Semana Santa y presentando
poemas de autores del siglo XX.
Semana Santa leonesa. Foto: Loli Rodil |
En esta tercera entrega, seguimos hablando de la poesía religiosa
relacionada con la Semana Santa y presentando
poemas de autores del siglo XX.
Amado
Nervo fue un autor mexicano, perteneciente al movimiento modernista.
(Nayarit,1867-Montevideo, 1919).
Cristo de Dalí |
¡Oh
Cristo!
Ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor;
ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se
angustia
sin que yo me angustie y llore;
ya mi corazón es la lámpara fiel de todas las
vigilias,
¡oh Cristo!
En vano busco en los hondos escondrijos de mi
ser
para encontrar algún odio: nadie puede herirme
ya
sino de piedad y de amor. Todos son yo, yo soy
todos,
¡oh Cristo!
¡Qué importan males o vienes! Pera mí todos son
bienes.
El rosal no tiene espinas: para mí solo da
rosas.
¿Rosas de pasión? ¡Qué importa! Rosas de celeste
esencia,
purpúreas como la sangre que vertiste por
nosotros,
¡oh Cristo!
Manuel Machado (Sevilla, 1874-Madrid,1947). Autor
del movimiento modernista.
Kyrie
Eleyson.
La Caridad, la Caridad, la Caridad…
Tus llagas, otra vez, Señor, al mundo muestra,
Y tu
corona de espinas, y tu diestra
dinos de nuevo aquella palabra que nos hace
llorar… y nos derrite la maldad en el pecho,
y nos da paz, amor y olvido. Y satisface
como el correr seguro del río por su lecho.
Y que un paisaje matinal y que una buena
esperanza nos den la alegría piadosa,
y que sea el amor de Dios esta verdad.
Que seamos buenos para librarnos de la pena
y que
nunca olvidemos esta única cosa:
Serafín y
Joaquín Álvarez Quintero, nacidos en Utrera (1871 y 1873) y fallecidos en
Madrid (1938 y 1944).
Salve a la Virgen
Dios te salve, Macarena,
Madre de
los sevillanos
¡paz y vida!
¡La que alivia toda pena;
La que cura con sus manos
Toda herida!
¡Dios te salve, luz del cielo,
Siempre estrella y siempre aurora
De bonanza!
¡La que ampara todo anhelo;
La divina sembradora de esperanza!
¡Dios te salve, María,
Madre de Gracia llena,
Madre de Andalucía,
Sol de la Macarena.
(Para el consuelo).
¿Por qué lloras, Madre mía,
tan hermosa y doloría,
si no hay en la Macarena
quien no te ofrezca su vía
para quitarte la pena?
Bartolomé
Llorens (Catarroja-Valencia-,1922-1946), poeta de la primera generación de
posguerra. Discípulo de Dámaso Alonso y amigo entrañable de Carlos Bousoño.
La corona de espinas, Cristo mío,
que fiera te mordió la pura frente;
los clavos que tu carne transparente
hendieron, apagando en Ti su frío;
el acerbo sudor, letal rocío,
que te empapó la carne amargamente;
la lanza con que abrió la oculta fuente
de tu costado el centurión impío.
Tus llagas, tus dolores, tu agonía
en mí los siento arder, en mí los siento
abrasando en dolor el alma mía…
Mas, ¡qué dulce, cuán dulce este tormento!
Por ti, Jesús, me crucificaría
si así evitase yo tu sufrimiento.
León Felipe (Tábara, 1884-Ciudad de México 1968).
Por su edad estaría próximo a los autores del 98, aunque es un autor difícil de
encasillar. Murió en el exilio.
Una cruz
sencilla.
Hazme una cruz sencilla,
Carpintero…
Sin añadidos
ni ornamentos,
que se vean desnudos
los
maderos,
desnudos
y decididamente rectos:
los brazos en abrazo hacia la tierra,
el astil disparándose a los cielos.
Que no haya un solo adorno
que distraiga este gesto:
este equilibrio humano
de los dos mandamientos…
Sencilla, sencilla…
Hazme una cruz sencilla, carpintero.
Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 1898-Víznar, 1936)
Lorca, un autor muy apegado a todo el folklore
tradicional,
también llevó las manifestaciones religiosas populares a su
poesía.
Recogemos estos dos poemas dedicados a un
paso y
a una saeta. En el primero refleja muy bien el balanceo que
se va
produciendo en el paso mientras avanza…
Paso.
Virgen con miriñaque,
Virgen de la Soledad,
abierta como un inmenso
tulipán.
En tu barco de luces
vas
por la alta marea
de la ciudad
entre saetas turbias
y estrellas de cristal.
Virgen con miriñaque
tú vas
por el río de la calle
¡hasta el mar!
Saeta
Cristo moreno
pasa
de lirio de Judea
a clavel de España.
¡Miradlo por dónde
viene!
De España,
cielo limpio y oscuro,
tierra tostada
y cauces donde corre
muy lenta el agua.
Cristo moreno,
con las guedejas
quemadas,
los pómulos salientes
Y las pupilas blancas.
Rafael Alberti,
poeta de la Generación del 27, (Puerto de Santa María, 1902-1999). Vivió el
largo exilio republicano. Fue galardonado con Premio Cervantes en 1983. Presentamos un curioso poema en que el poeta llama
“camarada” a la Virgen de la Macarena. Este Poema
a la Virgen de la Esperanza de la Macarena fue leído durante el I Congreso Regional de Andalucía en la Semana
Santa de marzo de 1978.
Déjame
esta madrugada
lavar
tu llanto en mi pena,
Virgen
de la Macarena,
llamándote
camarada.
Flor
del vergel sevillano,
sangre
de tu santa tierra,
de
la paz, no de la guerra,
jamás
de Queipo de Llano.
Que
tú no eres generala,
abogada
del terror,
sino
madre del amor,
lumbre
que todo lo iguala.
Camarada,
compañera,
de
obreros y campesinos,
nunca
de los asesinos,
del
pueblo que te venera.
Tú
la representación,
pura
de la luz serena,
Virgen
de la Macarena,
no
de la provocación.
Muchacha
de Andalucía,
la
más clamorosa alhaja
de
la sola cofradía
de
la gente que trabaja.
En
el poema Joselito en su gloria
también habla
Alberti de la Virgen de la Macarena.
Virgen
de la Macarena,
mírame
tú, cómo vengo,
tan
sin sangre que ya tengo
blanca
mi color morena. (…)
Ciérrame
con tus collares
lo
cóncavo de esta herida
¡que
se me escapa la vida
por
entre los alamares! (…)
Que
pueda Virgen, que pueda,
volver
con sangre a Sevilla
y
al frente de mi cuadrilla
Gerardo
Diego (Santander, 1896- Madrid, 1987)
escribió un hermoso y patético viacrucis. Incluimos aquí solamente la
primera estación: Jesús es condenado a muerte. El autor, miembro de la
Generación del 27, recibió el Premio Cervantes 1979.
Primera estación
Jesús
sentenciado a muerte.
No bastan sudor, desvelo,
cáliz, colora, flagelo,
todo un pueblo a escarnecerte.
Condenan tu cuerpo inerte,
manso Jesús de mi olvido,
a que, abierto y exprimido,
derrame toda su esencia.
y a tan cobarde sentencia
prestas en silencio oído.
Y soy yo mismo quien dicto
esa sentencia villana.
De mis propios labios mana
ese negro veredicto.
Yo me declaro convicto.
Yo te negué con Simón.
Te vendí y te hice traición
con Pilatos y con Judas
y aún mis culpas desanudas
crucifixión traspasa este soneto de Rafael Sánchez
Mazas (Madrid, 1894-1966),
Delante de la Cruz, los
ojos míos,
quédense, Señor, así
mirando
y, sin ello quererlo,
estén llorando
porque pecaron muchos y
están fríos.
Y estos labios que
dicen mis desvíos,
quédense, Señor, así
cantando
y, sin ellos quererlo,
estén rezando
porque pecaron mucho y
son impíos.
Y así, con la mirada en
Vos prendida,
y así, con la palabra
prisionera,
como la carne a vuestra
Cruz asida,
quédeseme, Señor, el
alma entera,
y así, clavada en
vuestra Cruz mi vida,
José García Nieto (Oviedo, 1914-Madrid, 2001). Premio Cervantes
1966.
Qué quieto está ahora el mundo. Y
tú. Dios mío
qué cerca estás. Podría hasta
tocarte.
Y hasta reconocerte en cualquier
parte
de la tierra. Podría decir río
y nombrar tu sangre. En el vacío
de esta tarde, decir: Dios, y no
encontrarte
en esas nubes. ¡Oh, señor. Hablarte
y responderme Tú en el verso mío!
Porque está tan en todo, y yo lo siento
que, más que nunca, en la quietud
del día
se evidencian tus manos y tu
acento.
Diría muerte, ahora, y no se oiría
mi voz. Eternidad, repetiría
la antigua y musical lengua del
viento.
José Bergamín (Madrid, 1895-Fuenterrabía, 1983). Poeta que vivió el
exilio después de la guerra civil en varios países de América y en París.
Tú me ofreces la vida con tu muerte
y esa vida sin Ti yo no la quiero;
porque lo que yo espero, y
desespero
es otra vida en la que pueda verte.
Tú crees en mí. Yo a Ti, para
creerte,
tendría que morirme lo primero;
morir en Ti, porque si en Ti no
muero
no podría encontrarme sin perderte.
Que de tanto temer que te he
perdido
al cabo, ya sé qué estoy temiendo:
porque de Ti y de mí me siento
huido.
Mas con tanto dolor, que estoy
sintiendo,
por ese amor con el que me habéis
herido,
que vivo en Ti cuando me estoy
muriendo.
Leopoldo
Panero (Astorga, 1909-Castrillo de las Piedras, 1962), poeta miembro de la
Generación del 36 que se inscribe en la llamada “poesía arraigada”. Incluimos
un soneto del autor.
Señor, el viejo tronco se desgaja,
el recio amor nacido poco a poco
se rompe. El corazón, el pobre loco,
está llorando a solas en voz baja
del viejo tronco haciendo pobre caja
mortal. Señor la encina en huesos toco,
deshecha entre mis manos, y te invoco
en la santa vejez que resquebraja
su noble fuerza. Cada rama en nudo,
era hermandad de savia y todas juntas
daban sombra feliz, orillas llenas.
Señor, el hacha llana al tronco mudo,
golpe a golpe, y se llena de preguntas
el corazón del hombre donde suenas.
Gabriela Mistral, escritora y pedagoga chilena. Premio Nobel en 1945 (Vicuña, 1889 -1957,
Nueva York)
Himno
litúrgico de Vísperas
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.
¿Cómo
quejarme de mis pies cansados,
cuando
veo los tuyos destrozados?
¿cómo
mostrarte mis manos vacías
cuando
las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo
explicarte a ti mi soledad,
cuando
en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo
explicarte que no tengo amor,
cuando
tienes rasgado el corazón?
Ahora
ya no me acuerdo de nada,
huyeron
de mí todas mis dolencias.
El
ímpetu del ruego que traía
se
me ahoga en la boca pedigüeña.
Y
solo pido no pedirte nada.
Estar
aquí junto a tu imagen muerta
e ir
aprendiendo que el dolor es solo
la
llave santa de tu santa puerta.
Cerramos aquí esta tercera entrega de poesía
religiosa relacionada con la Semana Santa, con un
poema en décimas, escrito por Gregorio Rodríguez
Fernández y, dedicado a la Virgen de la Soledad de
la Semana Santa de La Bañeza (León).
Si quieres leer las dos anteriores, pincha en estos enlaces:
Poesía relacionada con la Semana Santa I
Poesía relacionada con la Semana Santa II
poema en décimas, escrito por Gregorio Rodríguez
Fernández y, dedicado a la Virgen de la Soledad de
la Semana Santa de La Bañeza (León).
A la Virgen de la Soledad.
Ciñe tu espalda y tu sien
un manto negro de luto,
porque se ha secado el fruto
que de ti nació en Belén.
Ojos tristes se te ven
de tierna Madre que ahora
a su hijo muerto añora
y con su
ausencia padece.
Martirio así no merece
esta inocente Señora.
En la dolorosa espera,
que envuelve la noche oscura,
el alma se transfigura,
soñando en la primavera.
Tú, de flores mensajera,
amapola de bondad,
como un oasis de paz,
acompaña al peregrino.
Mírame, solo, en camino,
Virgen de la Soledad.
Virgen de la Soledad. Semana Santa de la Bañeza. Foto: Telemarañas |
Si quieres leer las dos anteriores, pincha en estos enlaces:
Poesía relacionada con la Semana Santa I
Poesía relacionada con la Semana Santa II
Quizás, Herminio Omaña sea la propia autora. Gracias, por todas las poesías.
ResponderEliminarPues no, en este caso no. Y además fue un un error de adjudicación del texto, que ya está subsanado. Yo no sería capaz de escribir esas décimas. Gracias por leer el post y por valorar la poesía de nuestros grandes escritores.
EliminarMargarita. Veo que sigues activa. Enhorabuena
ResponderEliminarCarlos junquera
Gracias, Carlos. Hay que tener la mente activa para que no la ocupen los fantasmas.
EliminarBellos poemas,todos muy buenos,me han gustado mucho los de León Felipe y Alberti.
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