En un post anterior, El colmo de la estupidez, recogía más de doscientas cincuenta palabras que sirven para llamar “tonto” en español.
También utilizamos como disfemismos unas cuantas frases hechas que abundan en la idea de "tonto", como si la palabra por sí misma o sus seudónimos no resultaran lo suficientemente rotundos para descalificar.
Aquí van algunas de ellas:
También utilizamos como disfemismos unas cuantas frases hechas que abundan en la idea de "tonto", como si la palabra por sí misma o sus seudónimos no resultaran lo suficientemente rotundos para descalificar.
Aquí van algunas de ellas:
Hay varias expresiones
relacionadas con la cabeza o
mente:
Tener cabeza de alcornoque, tener cabeza de chorlito. En el lenguaje juvenil se
oyen con frecuencia expresiones como:
Tener cerebro de mosquito. Tener encefalograma plano. Tener diarrea
mental.
Otras expresiones intensifican la estupidez con el adjetivo tonto u otros adjetivos seguidos de un complemento:
Otras expresiones intensifican la estupidez con el adjetivo tonto u otros adjetivos seguidos de un complemento:
Tonto de las
narices, tonto de los cojones, tonto de
remate, tonto del bote, tonto del carajo, tonto del haba, tonto la polla. Ser
un ignorante de mierda. Ser un pedazo de imbécil. Esta última
expresión es curiosa, porque “pedazo” no límita la cantidad de estupidez, sino
que la intensifica. En la lengua juvenil aparecen expresiones como: Ser más tonto que las
piedras. Ser un chorra.
Si decimos que a alguien le falta un hervor o le faltan dos veranos, estamos hablando también de la necedad de esa persona.
Existen también expresiones formadas por una comparación de
superioridad:
Ser más corto que las mangas de un chaleco. Como el chaleco no tiene mangas más corto no
se puede ser. A veces se usa en el sentido de tímido.
Ser más tonto que la mierda de pavo. Hay que tener en
cuenta que pavo, pavisoso… son sinónimos de tonto.
Y algunas expresiones parece que tienen que ver con
personajes legendarios que pudieron existir:
Ser más tonto que Abundio. El tal Abundio pudo ser un
personaje histórico, aunque la frase se explica con diversos “Abundios” que van
desde un santo hasta un capitán del ejército. A veces a la expresión original
se hacen añadidos como: Eres más tonto que Abundio que echó una carrera y
quedó el segundo, o que se fue a vendimiar y se llevó uvas de
postre, u otras más modernas como vendió el coche para comprar la
gasolina…
Ser el tonto del bote. Parece que alude a un personaje
que vivía en Madrid en el siglo XIX que ejercía la mendicidad pidiendo limosna con un bote.
Ser tonto de capirote. Expresión que se usa para
definir a alguien muy necio. El capirote
es el gorro puntiagudo que se ponen los
nazarenos. Ese gorro es el que ponían a los condenados por la Inquisición en
las procesiones de Cuaresma.
Ser tan tonto como Perico los palotes. Los nombres de Juan y Pedro se usan mucho en las frases
proverbiales para cuando nos queremos referir a alguien de nombre ignorado. La
expresión podría referirse a un
retrasado que tocaba un tambor, (esta es la teoría de Covarrubias), o a otro que no aprendía a
escribir y solo sabía hacer palotes.
Parecer el bobo de Coria. Expresión con que se
califica a las personas simples. Velázquez pintó un cuadro, que está en el
Museo del Prado, conocido como El bobo de Coria (población de la
provincia de Cáceres), en que aparece un enano bizco, que era natural de esa
población. En realidad, este no era el título original de ese cuadro en que
aparece don Juan de Calabazas, conocido como bufón Calabacillas, que fue bufón
de la corte de 1632 a 1639. A pesar de sus defectos físicos, parece que era una
persona graciosa e ingeniosa.
Ser un Juan Lanas. Ser un tonto al que es fácil
engañar. Persona que soporta todo tipo de afrentas o de bromas.
Decir verdades
de Perogrullo. Otra frase
en que aparece como genérico el nombre de Pero (Pedro). Se dice de cosas tan
sabidas y evidentes que decirlas supone una estupidez. Se supone que Pero
Grullo fue un personaje que vivió a finales del s. XV, de origen asturiano,
según el autor de “La pícara Justina”.
El diccionario de María Moliner define así a Perogrullo: “Personaje supuesto
al que se atribuyen humorísticamente las sentencias o afirmaciones de contenido
tan sabido y natural que es una tontería decirlas”.
Hacerse el longui(s). Se dice del que pretende
parecer tonto o distraído para
desentenderse de algo. Longuis es un vocablo que procede de la germanía de los
ss. XVI y XVII y se aplicaba a quien simulaba estar distraído.
Hacerse el soca. Hacerse el tonto.
Hacerse el soca. Hacerse el tonto.
Tener menos luces que un cayuco o que un barco vikingo.
Esta expresión es propia del lenguaje juvenil.
No saber hacer la o con un canuto. Ser muy zote.
No saber ni papa, ni torta, ni jota. Indican que uno
es ignorante total en una materia determinada.
Estar empanao. Parecer un papanatas. También es
expresión propia de la lengua juvenil.
En algunas expresiones, como las siguientes, aparecen animales:
Papar moscas. Estar embobado.
Hablar por boca
de ganso. Persona de
cortos alcances que repite al pie de la letra lo que otra persona ha dicho.
Habló el buey y dijo mu. Se aplica a la persona necia
que habitualmente está callada y que cuando habla dice alguna necedad.
Es difícil que otros idiomas presenten la misma creatividad que el castellano. ¿Es que nos consideramos inteligentes y por eso nos molesta tanto la estupidez? ¿O es que abunda entre nosotros y por eso tenemos calificativos con tantos matices? Seguimos buscando respuesta.
Es difícil que otros idiomas presenten la misma creatividad que el castellano. ¿Es que nos consideramos inteligentes y por eso nos molesta tanto la estupidez? ¿O es que abunda entre nosotros y por eso tenemos calificativos con tantos matices? Seguimos buscando respuesta.
Nota: Agradezco a mis alumnos de Bachillerato de Santo Domingo Savio las aportaciones propias del lenguaje juvenil, que yo desconocía.