miércoles, 20 de marzo de 2013

SALUDANDO A LA PRIMAVERA


21 DE MARZO: DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA Y DÍA MUNDIAL DEL ÁRBOL

La poesía  es  la música de nuestro paisaje interior. La poesía nos hace captar la belleza del mundo que nos rodea, nos sirve de cauce para expresar nuestros sentimientos y nos sirve de puente para confluir con otras personas a través de la palabra.

¿Y qué mejor fusión que poesía y naturaleza? Ya decía Lorca: La poesía es el médium de la naturaleza /que expresa su grandeza por medio de palabras. Los árboles son  los centinelas de la naturaleza.  
  Los hay arrogantes y majestuosos por su porte, árboles que  miran el mundo desde arriba, como la sucuoya que puede medir hasta 100 m. y vivir más de 2000 años.  Los hay esbeltos, como los chopos, que  tiñen de verde  las  riberas de nuestros ríos y  que se visten con traje dorado en otoño. 
       Dulce chopo, / dulce chopo, / te has puesto /  de oro. (Lorca)
    Los hay simbólicos, como el laurel, o elegantes, como el ciprés, que mira al cielo y que es símbolo de vida espiritual..

       Enhiesto surtidor de sombra y sueño / que       acongojas el cielo con tu lanza. (G. Diego)


Los hay cercanos, plantados y mimados por la mano humana, y que nos aportan dulces recompensas, árboles que se adornan de flores multicolores y suave perfume  en primavera y que luego se  engalanan con sus frutos a modo de  joyas multicolores.
                                                                                                           

¡Gloria de los huertos, árbol limonero, / que enciendes los frutos de pálido oro…! 
(A. Machado)


Hay árboles que pasan desapercibidos, que no son esbeltos, que no se adornan con colores especiales en primavera o verano, pero que están  ahí a nuestro lado: nos dan su sombra, que invita al  descanso o a la plácida conversación; nos dan sus frutos, que saboreamos con delicia; nos dan su madera… y  generan  el oxígeno que permite que siga la vida… Son árboles que crecen de forma silenciosa,  a veces en tierras pobres, en lugares inaccesibles,  pero siempre fuertes y robustos.


Siempre firme, siempre igual, / impasible, casta y buena, / ¡oh tú, robusta y serena, / eterna encina rural! A. Machado

Estos árboles son como esas personas que están a nuestro alrededor y nos pasan desapercibidas, personas  que nos aportan su apoyo y comprensión, su trabajo silencioso, que hace posible el nuestro. Son la leña que mantiene vivo nuestro fuego interior o el dulce fruto que nos ayuda a superar las amarguras. Son como la higuera de este emotivo poema de Juana de Ibarbourou, en el que va mi homenaje primaveral  AL ÁRBOL Y  A LA POESÍA:



Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.


En mi quinta hay cien árboles bellos:
ciruelos redondos, 
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se visten...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
-Es la higuera el más bello
de los árboles en el huerto.

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo, le cuente:
-Hoy a mi me dijeron hermosa.




 21 de marzo de 2013

sábado, 9 de marzo de 2013

Lenguaje deportivo y violencia



                    En clave de epopeya...

En este artículo se va a hacer un  análisis sobre el carácter  violento que adopta el lenguaje del deporte y, más específicamente, el que aparece en las crónicas deportivas relacionado con el fútbol. Un lenguaje bélico y violento que hace a veces olvidar la nobleza del deporte y nos hace partícipes de sentimientos y actitudes más bien antideportivos, que no parece que puedan  fomentar la paz y la  tolerancia.  Bastaría observar cómo proliferan en ese lenguaje las palabras que sugieren dureza por la reiteración del sonido fuerte –rr- (regate, rapidez, recorte, rechace,  irrumpe, aferra, barrera, rompedor, retaguardia, rival…) o por terminar por los sufijos aumentativos  –ón o -azo (patadón, cañonazo…) que dan  sensación de fuerza y agresividad. El léxico y las frases hechas relacionadas con lo bélico y violento se prodigan en periodismo deportivo. Podríamos crear una pequeña crónica ficticia con palabras sacadas de crónicas reales para darnos cuenta de lo expuesto. 

Ahí va la crónica:


Los jugadores van a salir al campo de batalla con todas las baterías para dar la guerra hasta el final. Las espadas están en alto antes del partido Los jugadores salen a muerte, dispuestos a  matarse entre sí. El delantero centro, en la primera jugada, desentierra el hacha de guerra, hace una incursión, irrumpe con rapidez  y fusila al portero. De un patadón,  le lanza un cañonazo, como si de  su bota saliera un obús o un chupinazo. Este jugador  da letales zarpazos, necesita tener pegada para hacer el pase de la muerte y entrar en el área enemiga, como un buen artillero.  Otros  jugadores disparan repetidamente a puerta, lanzan latigazos a la red. La  delantera  es agresiva. Se necesita un jugador que catapulte a nuestro equipo, porque el rival en pugna es de armas tomar. Los jugadores sacan su   instinto asesino, pero no descuidan la retaguardia por lo que  realizan un repliegue de líneas. La mejor defensa es siempre un buen ataque

El entrenador arenga a su equipo, le da consignas. El equipo está presidido por un capitán, que hace regates rápidos para romper la barrera. Cuando algún jugador está cansado, se busca un hombre de refresco. Los defensas deben ser baluarte o escudo defensivo porque está en liza el honor del club. El ariete lanza latigazos  estacazos, trallazos, zurdazos que revientan la red. El ataque pone cerco a la portería contraria y se rompe la retaguardia del rival. El equipo de casa, que juega en su feudo y que aspiraba arrasar, vence la contienda, después de pelear sin rendición, pues el partido no fue  una marcha militar. El gol conseguido en la pena máxima será el resultado que campeará en el marcador. Pero se termina  el partido con varias bajas,  porque los equipos se dieron de tortas, y  árbitro permitió un juego agresivo al rival.  Al final, con la Champions a la vista, se produce un armisticio. 

El léxico de carácter bélico no se agota en el recogido más arriba, pues también hay que añadir que los jugadores militan en equipos, se integran en sus filas y la batalla a veces es un combate naval en que participan escuadras, por eso,  se van a pique, naufragan… Y para que el acontecimiento sea más épico, emulan a Julio  César, forman parte de legiones y se pasean por la historia así: La Rosaleda era un Rubicón para el Barcelona, o  por la literatura de la epopeya clásica:   Simao probó las carreras homéricas y dio cabezazo imperial a la salida de un córner.

Otras veces modernizan el arte de la guerra y, de los mandobles de  espadas, pasan a los morteros, las baterías, los fusiles y a sofisticación bélica de los misiles. Y así, de las legiones, se ha  pasado a tropas cargadas de reclutas. Los jugadores se convierten en peleones  héroes marciales y símbolos imprescindibles de la patria a la que  entregan  su valor hasta límites de epopeya. Pero su valor parece escaso si no se comparan con animales agresivos: los once leones  se batieron y dieron la guerra hasta el final. "Los madridistas, en cambio, estaban  encantados en su guarida".

Si lo anterior nos parece exagerado, a la hora de  insistir en el carácter violento y la fiereza del lenguaje deportivo, bastaría reproducir algunos titulares o expresiones que se han publicado recientemente: El Rayo se come al Betis. El Valencia mata al Deportivo en la orilla… El Madrid golpea de  nuevo. El Barça tocaba sin avanzar y su rival plantaba dos líneas militares por delante de su área. El Madrid manda al  Barça a urgencias. Para el Madrid es una semana de rearme emotivo… 


Y la lista se podría alargar mucho más. A veces  los comentaristas justifican abiertamente la actitud del agresor y lo disculpan con frases  como esta: Ha tenido que hacer una falta, no ha habido más remedio que derribarle”.

Visto el lenguaje periodístico del mundo del deporte, y especialmente del fútbol, habría que preguntarse qué diferencia hay entre las crónicas deportivas y  narrar una guerra en la que los vencedores se dedican a asolar  sin miramientos a una población.  Es evidente que  estamos ante un lenguaje muy agresivo,  dirigido a un público  mayoritariamente de varones. Es verdad que es un lenguaje metafórico y que hay que reconocerle a ese lenguaje su creatividad lingüística (en otro momento se puede hacer un análisis de esa faceta), pero hay que tener en cuenta  que el lenguaje no solo es el cauce del pensamiento, sino que con frecuencia se convierte en la sustancia del mismo. ¿Por qué tanta obsesión por usar imágenes violentas?

Si resulta   preocupante que los periodistas deportivos abusen de este lenguaje violento, no lo es menos que consideren también a los aficionados parte de ese engranaje militar. Bien significativa es esta cita de una crónica reciente: "La perversión es que la mayoría del público, en gran parte militarizado, perdona cualquier estrategia, por cicatera que sea, y abuchea al equipo contrario por no atacar con más ansia”. 

Debemos hacer deporte para mantener el cuerpo sano, pero no a costa de  llenar nuestra mente de tensión y agresividad. Recordamos  la famosa frase de Juvenal: “(Orandum est ut sit) mens sana in corpore sano”, en el sentido  original, el  de la necesidad de un espíritu equilibrado y pacífico  en un cuerpo equilibrado. ¡Ojalá el deporte haga realidad ese equilibrio! Porque en la palabra sosegada tiene la violencia su peor enemigo.

viernes, 1 de marzo de 2013

DE COLORIDO LEONÉS

CANTOS DE BODA (recogidos en Paladín, Omaña -León-)



En el portal de la iglesia
cuatro claveles floridos,
son los señores novios
y los señores padrinos.
Al señor cura de hoy
salud le deseamos,
para casar las solteras
que en este pueblo quedamos.
Nos vamos a dar la vuelta
con muchísima alegría
despidiéndonos del templo
de Jesús y de María.
Al revolver la esquina 
y al revolver el escalón
ya se ven los palacios
del galán que se casó.
Boda de Ireneo y Patro (1952)

Está calle está regada
y esta noche no ha llovido
la ha regado la novia
con lágrimas y suspiros.
El señor novio de hoy
gran sentimiento ha causado
que ha dejado a sus padres
y a sus hermanos llorando.



“Cuando acababa la ceremonia, después de los trámites de rigor, los novios salían de la iglesia bajo un arco de flores y los invitados mostraban su alegría con cánticos, aplausos… Se lanzaban los voladores, que producían gran estruendo, acompañados de la música de instrumentos populares o de los redoblantes o tamborileros. Se solía invitar a todos los asistentes a la misa, aunque no fueran invitados a la boda, a la pitanza, que consistía en la distribución de vino y pastas.

Y en medio de la algazara se entonaban canciones de tono festivo y a veces humorístico, dedicadas a los novios”.             Del libro “El habla tradicional de la Omaña Baja”

 

Boda de su hija Teresa, bajo el tradicional arco
que se hacía a los novios omañeses (1985)
























PARA EL NOVIO

 Despídete, gocho pinto,
de la pila de tu padre,
que esta es la última vez
que de soltero la lambes.
 
PARA LA NOVIA

 Casada, ya estás casada,
ya te echaron la jimostra,
ya no te vas a los trigos
ni aunque te pique la mosca.


Estos cantos de boda han sido recogidos de la voz de Adoración Álvarez (hermana de Ireneo y tía de Teresa),  fallecida hace pocos meses.





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La Recolusa de Mar por Margarita Alvarez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.