Mudos escucháis los pasos
de las gentes al andar
por caminos escondidos
que solitarios están.
Os abraza una pared
o un cierro de vegetal,
juntos tendéis los brazos
para parcelas cercar.
A los prados dais acceso,
al carro dejáis pasar,
para recoger la hierba
y guardarla en el pajar.
De los pastos otoñales
sois hermoso ventanal,
pues reflejáis los verdores
como si fuerais cristal.
El ganado que los pasta
conoce bien la señal:
le marcáis una barrera
que no debe traspasar.
Unos varales
cruzados,
que cierran una heredad
ponen puertas en el campo
que sí se puede cerrar.
Maderas al sol y al viento,
mucho habéis visto nevar
y envejecer recias manos
por designio de la edad.
Maderas al sol y al viento,
mucho habéis visto nevar
y envejecer recias manos
por designio de la edad.
¡Oh sencillos cancillones,
en la memoria quedad,
que de las fincas de Omaña
sois seña de identidad!
Del libro "El habla tradicional de la Omaña Baja". |
Hoy se sentirán muy honrados nuestros viejos cancillones con tu bella rima.
ResponderEliminarGracias. Al menos cobran vida en las fotografías, pero es una pena que vayan desapareciendo de nuestro paisaje en el que estaban bien integrados.
ResponderEliminar!!!Qué bonito!!!
ResponderEliminarNunca había oído ese nombre.
Gracias.
Gracias, Fuencisla, por dejar tu opinión.
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