lunes, 18 de octubre de 2021

En voz de mujer

 DÍA DE LAS ESCRITORAS 2022

 

El  17 de octubre de 2022, se celebra el VII Día de las Escritoras, conmemoración  que creó la Biblioteca Nacional de España en el año 2016, en colaboración con   la Asociación Clásicas y Modernas y la  Federación  Española de Mujeres Directivas,  Ejecutivas, Profesionales y Empresarias.  Se eligió para esta celebración el lunes más próximo a la festividad de santa Teresa (15 de octubre). Se pretende contrarrestar con ello la discriminación  con que la historia ha tratado durante siglos a las literatas. 

 Rosalía de Castro, en la Carta a Eduarda (1865), decía:  “No dejan pasar nunca la ocasión de decirte que las mujeres deben dejar la pluma  y repasar los calcetines de sus maridos.”

 Y en otro lugar del mismo texto: “Los hombres miran a las literatas peor que mirarían al diablo. Únicamente alguno de verdadero talento pudiera, estimándote en lo que vales, despreciar necias y aún erradas preocupaciones,  pero… ¡ay de ti entonces! Ya nada de lo que escribes es tuyo… se acabó tu numen, tu marido es el que escribe y tú la que firmas”.

 



En voz de mujer


Voces de mujer diluidas en el silencio

y extraviadas en las esquinas de la historia,

sentimientos ocultos bajo el velo del pudor…

¡Cuánto amor, dolor, ternura, sabiduría, rebelión…

quedaron aprisionados en vuestros labios!

La trompeta de la fama tronó nombres de varón

y ensombreció el eco de vuestra palabra.

Pero una luz divina  brilló en los  conventos.

Teresa, sor Juana, sor María,

allí buscabais a Dios entre los pucheros,

e hilvanabais   palabras en papel:

palabras  de amor,

de feminismo y rebeldía.

Mientras, en la  calle,

otras mujeres solo  enhebrabais  agujas

para colgar de un hilo frágil

palabras expropiadas…

Porque nombres de varón 

escondieron vuestra identidad,

Charlotte, Emily, Ana, Amantine, 

Louisa,  Mary, Cecilia…

Usurparon vuestra autoría,

Olivia, María, Colette…

O la sombra de un gigante

oscureció vuestra luz,  

María Teresa,  Concha, Zenobia, Vera…

Y tú, anónima Jane, 

que  hasta olvidaste tu  nombre…

Pero, por los cauces de la intrahistoria,

vuestra palabra luminosa,

se fue derramando, letra a letra,

y  se ha hecho sementera…

Y la Historia mayúscula

se ha cuajado de espigas doradas

preñadas de pan.

Pan de vida,

pan de arte,

pan de justicia,

pan de literatura…

Y, siempre,

en voz de mujer.


© M. Álvarez Rodríguez, 2021

 

Los nombres de mujer mencionados en el texto  corresponden a:

Santa Teresa de Jesús, monja carmelita,  reformadora de la orden del Carmelo, escritora mística, en verso y en prosa, que vivió en la segunda mitad del siglo XVI.

Sor Juana Inés de la Cruz, monja mexicana, vivió en la segunda mitad del siglo XVII, escribe   autos sacramentales, poesía, prosa, de carácter religioso y profano. Frecuentemente critica la doble moral de los hombres:  Hombres necios que acusáis / a la mujer, sin razón, / sin ver que sois la ocasión / de lo mismo que culpáis…”.

Sor María de Jesús de Ágreda, monja de clausura concepcionista, escritora mística y consejera del rey Felipe IV. Se dice que tenía el don  milagroso de la bilocación y, como la “dama azul”, aparecía en varios países del Nuevo Mundo (sin salir del convento), donde contribuyó a la evangelización.

Las hermanas Brontë, famosas novelistas inglesas del siglo XIX,  tuvieron que publicar sus primeras obras con seudónimos masculinos. Las tres usaron  nombres que comenzaban por su letra inicial y el mismo apellido. Charlotte Brontë, autora de la famosa novela Jane Eyre, adoptó el nombre de  Currer Bell; Emily Brontë,  autora de  Cumbres borrascosas, el de  Ellis Bell,  y Anne Brontë,  autora de Agnes Grey, el de Acton Bell.

Amantine Aurore Dupin, escritora francesa, también del siglo XIX,  usó el nombre de George Sand. Su obra más famosa es Indiana.

Louisa May Alcott,  estadounidense, es  la autora de Mujercitas (1868). Usó el seudónimo masculino A. M. Barnard en sus primeras obras. En varias de ellas trataba  los temas del adulterio y del incesto.

Mary Anne Evans, escritora inglesa de finales del siglo XIX, usó el seudónimo literario de George Eliot. Escribió, sobre todo, novelas y poesía.

Cecilia Böhl de Faber, escritora española, de mediados del XIX, es la autora de la famosa novela  La gaviota. Usó el seudónimo de Fernán Caballero.

Olivia Sabuco, autora del tratado Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, es una escritora del Siglo de Oro. Su padre reclamó la autoría de su obra.  Murió en 1622, en un convento, y la Inquisición quemó sus obras.

María Lejárraga, novelista, dramaturga,  ensayista, traductora, feminista, diputada durante la Segunda República…  Escribió gran número de libros que se publicaron  firmados  por su marido Gregorio Martínez Sierra. Al final de su vida, por necesidad económica, decidió desvelar  en sus memorias, Gregorio y yo, el hecho y comenzó a firmar como María Martínez Sierra.

Sidonie Gabrielle Colette, escritora francesa de la primera mitad del siglo XX, tuvo que aceptar que su marido firmara sus obras.  Escribió la famosa serie de novelas Claudine, publicadas bajo el nombre de su marido. Cuando se divorció hizo pública la verdadera autoría.

María Teresa León,  una escritora de la Generación del 27,  vivió  y escribió siempre  a la sombra de su esposo Rafael Alberti. Es autora de  relatos, teatro, guiones cinematográficos… Memorias de la melancolía, obra biográfica, es probablemente su obra fundamental.

Concha Méndez, perteneciente al grupo de las Sinsombrero.  Poeta, dramaturga, novelista, editora, formó parte  de la Generación del 27, sin embargo, para muchos era “la mujer” de Manuel Altolaguirre. Gran defensora de los derechos de la mujer. 

Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, autora de relatos, poemas, traductora. A ella le debemos la traducción al español de la obra  del Nobel  R. Tagore.  Fue el apoyo literario y  psicológico de J. R. J.  y trabajó mucho para que obtuviera el Nobel.

Vera Navokov, escritora rusa, fallecida en 1991, fue oscurecida por la fama de su marido Vladimir Nabokov. Corregía todos sus escritos, incluso  llevaba siempre un revólver en el bolso para defenderlo de un posible atentado…

Jane Austen, escritora británica, que vivió a caballo entre el siglo XVIII y el XIX, publicó sus grandes novelas: Sentido y sensibilidad y Orgullo y prejuicio  de forma anónima. La autoría de sus obras se conoció póstumamente.

Y podríamos seguir y seguir, tanto en la literatura española como en la universal.

¿En cuántos manuales de Bachillerato se cita a  las grandes escritoras del Siglo de Oro al lado de los "príncipes de las letras" de nombre masculino? No están, parece que no hubieran existido  escritoras tan notables como Cristobalina Fernández de Alarcón, que escribió, sobre todo, sobre  temática religiosa. Ana Caro Mallén de Soto, que  se puede considerar la primera escritora profesional. María Zayas y Sotomayor, que escribió novelas cortesanas, y  que en algunas ocasiones plagió su marido. Marcela del Carpio (Sor Marcela de San Félix), hija de Lope de Vega,  de la que se conservan algunas de las obras que escribió, otras fueron quemadas por la Inquisición. Catalina de Erauso (La monja alférez) mujer que se hizo pasar por hombre para vivir más libremente. Juliana Morell, poeta y humanista.  Catalina Ramírez de Guzmán, gran poeta. Y Luisa Sigea, Cristobalina Fernández de Alarcón, María Luisa Padilla, Leonor de la Cueva Silva, Feliciana Enríquez de Guzmán (se vistió de hombre para ir a la universidad) … Y muchas más. Mujeres que hablaron del matrimonio, la violencia machista,  que lucharon contra la misoginia…   La mayoría usaron seudónimos.

También conviene recordar que  las escritoras decimonónicas Gertrudis Gómez de Avellaneda y Emilia Pardo Bazán no pudieron entrar en la Real Academia Española.  Hubo que esperar   a 1979, para ver en un sillón académico a la primera mujer,  Carmen Conde. En los trescientos años de historia de la RAE solo once mujeres han sido académicas de número. Actualmente de los cuarenta y seis miembros, ocho son mujeres.  16 mujeres han ganado el Nobel de Literatura, que se concede desde 1901. Cinco mujeres han recibido el premio Cervantes, que se entrega desde 1976.

Nos hemos sorprendido en los últimos  días con el hecho de que los flamantes ganadores del Premio Planeta sean tres hombres, escondidos tras un seudónimo de mujer: Carmen Mola. Los autores afirman que no se esconden tras una mujer, sino tras un nombre de mujer. Este artificio tiene más de juego que de otra cosa. Nada tiene que ver con los motivos por los que las mujeres escritoras escondían su nombre…

¡Ojalá las mujeres artistas nunca tengan que esconder su nombre por el hecho de ser mujeres! Queremos oírlas hablar y escribir en voz de mujer.

 



"En la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer". Virginia Woolf.

9 comentarios:

  1. Gracias, Margarita. Saludos.
    Luis Arranz.

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  2. Comparto tu reflexión.
    Gracias por tu trabajo.

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    1. Gracias. Como no aparece tu nombre, no puedo dirigirme a ti personalmente. Un saludo.

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  3. Espero con ansiedad que se conceda un puesto de trabajo a alguien por su valía, no por ser hombre o mujer, también espero que se publique una obra por su valor, independientemente de quien la haya escrito. Gracias Margarita. Un abrazo.

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    1. Evidentemente hoy estamos más cerca de conseguirlo, pero si miramos hacia atrás, siglo XX incluido, la mujer se quedó muchas veces en la estacada. El ingenio no va relacionado con el sexo ni con la condición social. Y hubo "princesas" de las letras, que nunca se vieron en los libros de texto... Ojalá no tenga que haber "Días" especiales, sería una buena noticia. Un abrazo.

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  4. Exhaustivo y directo. De acuerdo con Fuencisla : que prime el talento y no el sexo. Un abrazo

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    1. Por supuesto, que prime el talento. A mí me preguntaban a veces los alumnos de Secundaria por qué Cervantes, Lope, Quevedo, Góngora, Tirso de Molina, Calderón, Moreto... sí estaban el los libros de texto y no había mujeres. Y los bachilleres no conocían ninguna mujer escritora anterior al Romanticismo... Les enseñábamos una historia de la literatura totalmente sesgada. Y así se sigue enseñando. Y eso sí debería cambiarse. Gracias por leerlo y por tu comentario (que aparece como anónimo).

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  5. Muchas gracias siempre, Margarita, por compartir tan generosamente el esfuerzado trabajo y tu tiempo.
    He tardado en leerlo, las obras en mi casa están siendo agotadoras, así que hoy he disfrutado de tranquilidad y buena lectura. Un beso.

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La Recolusa de Mar por Margarita Alvarez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.