viernes, 28 de julio de 2023

Me llamo Omaña, me llamo agua

 



 

El diario La Nueva Crónica de León, en el espacio "León desde otras miradas",  escrito por   Mercedes G. Rojo, acerca las comarcas leonesas a través de la mirada de distintas escritoras. El reportaje número XIV está dedicado a Omaña y para hablar de ella ha contado con mi colaboración.

Con una presentación realizada por  la autora del reportaje sobre la  situación geográfica  y algunos  otros rasgos de  la comarca descrita y una síntesis de la biografía  de la escritora invitada, nos introduce  de lleno en los atractivos de la comarca  elegida.  Al final introduce un texto  de la escritora invitada, de  unas 400 palabras , que pretende ser  esa mirada personal  de "León desde otras miradas".


        Lo que sigue es ese texto personal, escrito por mí: 

    Me llamo Omaña, me llamo agua

                            

De forma recurrente vuelvo   a sentir cerca ese  río que  ha marcado mi vida: su sonido, su transparencia, sus reflejos, su movimiento…      No puedo imaginar otro lugar de nacimiento que no sea un pueblo con río… El río conocido, el río vivido, el río querido: el río Omaña, eje vertebrador de la comarca del mismo nombre. 

En su fluir por el valle “Grande”, desde los pies del monte Tambarón, en Montrondo, el río se deja abrazar por  hermosos y antiguos puentes de piedra, por puentes de madera o de hormigón, por puentes colgantes… Y sirve de espejo a una vegetación cambiante, según la altura: abedules, robles, alisos, fresnos, chopos…  Siguiendo sus pasos, observamos cómo surcan la geografía omañesa,  a modo de cicatrices,  valles   por los que corren  ríos  generosos y    danzan   aguas de cascadas cantarinas, que él acoge en su seno. Podemos adentrarnos también  en los valles laterales   (valle Gordo, valle Chico… ) o subir a sus cuetos y lombas para  disfrutar de la belleza del  paisaje y de la  buena acogida del paisanaje.  Esas  aguas abundantes  dieron  nombre a la comarca de Omaña: aqua mania. Nombres de agua son también Omañón y La Omañuela,  pueblos  bañados por el   río.

Y es que un río es algo más que unas aguas que corren, que pasan, que  huyen… Es el reflejo de la vida y las vivencias  de muchas generaciones. Al  río Omaña dirigían ya sus miradas los pueblos astures y   el pueblo romano buscando la fertilidad de la tierra y el oro de sus aguas.  Río de  piedras,  de presas,  de molinos… Un río especial, porque no muere en su desembocadura, sino  que  se hermana con el río Luna para formar el Órbigo, ese antiguo Urbicum (también alusivo a agua).

Tanto desde las aguas bulliciosas   de  la Omaña Alta como desde las reposadas del curso bajo, de Montrondo a La Utrera,   Omaña nos regala un mundo de magia y belleza, de historia y leyenda, que es un auténtico paraíso natural.  Es como un  joyero lleno de piedras preciosas que invitan  al visitante a abrirlo y a contemplarlo con deleite.   Esmeraldas son sus verdes praderas; brillantes, sus aguas; turquesas, sus cielos; perlas, sus nubes; amatistas, sus primaveras; oro, sus otoños; plata, sus peñas…

En Omaña, Reserva Mundial de la Biosfera y zona SIPAM de la FAO,   el visitante solo tiene que saber dirigir la mirada. La belleza la tiene siempre delante.  

Margarita Álvarez Rodríguez


https://www.lanuevacronica.com/lnc-culturas/donde-el-agua-se-llama-omana_141512_102.html

 



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