A Paco Álvarez, "omañés peregrino", que ha acercado su cámara a todas las iglesias omañesas.
Iglesia de Paladín |
Este hermoso vídeo, realizado por Paco Álvarez, me ha llevado a escribir esta evocación del significado de las iglesias en la vida omañesa. Al final incluyo también unas coplas que me han inspirado estas imágenes.
La iglesia: el espejo de la vida de los omañeses
Hablar
de las iglesias de Omaña es algo grato para cualquier omañés. Omaña es una comarca formada por unos setenta núcleos de población, la mayoría de
ellos pequeñas aldeas, en torno a una iglesia. Se pueden contar más de ochenta,
si incluimos las ermitas y el santuario de Nuestra Señora de las Angustias, en La Garandilla. Iglesia, cementerio
y concejo son los tres pilares sobre los
que se sustenta el concepto de pueblo en
la montaña leonesa.
Santuario de La Garandilla, la catedral de Omaña |
Las
iglesias de Omaña son construcciones sencillas, austeras, de sola una nave. La
mayoría son rectangulares o en forma de cruz latina, edificadas con piedra de la zona. Sus torres tienen casi todas forma de espadaña. Sus atrios
de acceso están cerrados formando un pequeño portal que servía
para guarecerse de las inclemencias
del tiempo. Entre otros usos, era
el lugar en que se dejaban las madreñas alineadas y a resguardo durante el invierno, mientras se asistía a las ceremonias
religiosas. En los portales, se realizaban también actos religiosos. A modo de ejemplo: allí se hacía el rito de la purificación de las mujeres cuando volvían a la iglesia después de haber dado a luz, allí se hacían ofrendas
de productos derivados del cerdo
a san Antón (san Antonio Abad). Lo obtenido se subastaba para obtener un dinero con que pagar misas al santo para rogarle por la protección de los
animales.
Estos
portales han servido también de cobijo y
de lugar de trabajo para los hojalateros,
que de vez en cuando llegaban a los pueblos,
en un burro en el que cargaban los elementos necesarios para reparar con mucha maña (lañar y estañar) las potas y otros recipientes. También realizaban diversos objetos de hojalata, unas veces con material nuevo, y otras, la mayoría, a partir del reciclaje de botes o latas que habían contenido otro producto.
Hacían faroles, mazaderas, zapicas, aceiteras…
Por su oficio, eran llamados estañadores
y hojalateros. Su estancia solía ser
de uno o dos días, hasta que terminaran el trabajo que les habían encomendado.
Aceitera realizada a partir de una lata del queso de la ayuda amaricana |
En el portal de la iglesia se instalaban habitualmente los gitanos y los quinquilleros. Los gitanos llegaban en
familia y se quedaban en el lugar varios días. Su forma de vida era ambulante. Solían dedicarse a la mendicidad y a la compraventa de caballerías y, en
general se desconfiaba de ellos y se
tenía miedo de que robaran gallinas, hierba en los pajares u otros objetos. Los
vecinos contribuían a darles algo de comida, generalmente patatas, para que
pudieran subsistir. Asimismo se desconfiaba de los quincalleros.
En los portales tomaban también asiento los cacharreros. Estos eran bien recibidos, pues su llegada permitía que la gente pudiera comprar el menaje necesario para el hogar: cazuelas, cazuelos, tarteras de perigüela (pereruela), barrilas, nateras...
En los portales tomaban también asiento los cacharreros. Estos eran bien recibidos, pues su llegada permitía que la gente pudiera comprar el menaje necesario para el hogar: cazuelas, cazuelos, tarteras de perigüela (pereruela), barrilas, nateras...
En algunos casos se refugiaban en los portales de las iglesias los redoblantes, que acompañaban con su música los bailes de la jota y el baile chano. Rememorando su presencia en las fiestas omañesas, en el verano de 2016 se aprovechó el portal de la iglesia de Villaceid para una actuación musical del IX Omafolk, organizado por el Instituto de Estudios Omañeses.
Las
iglesias siguen siendo el edificio más
representativo de cada pueblo y a su alrededor se sitúan el resto de las
edificaciones. Pero en Omaña no es raro verlas en sitios más apartados, a
veces, en lugares más altos que el
resto del pueblo y, con frecuencia, mimetizándose con el paisaje.
En algún caso
el cuerpo de la iglesia está entre las
casas y la espadaña separada, en un lugar elevado, para facilitar que se pudieran
oír mejor los mensajes de las campanas (La Velilla, Vegarienza, Omañón...).
Iglesia de Lago |
La
historia de nuestras iglesias es, sin duda, la evocación de nuestra propia vida: el espejo
de la vida de los omañeses. En torno a la iglesia, ha discurrido la vida
religiosa y la vida social de toda la comarca. Y también la muerte, pues en
algunos pueblos los enterramientos se realizaban alrededor de la iglesia. En
alguna de ellas aún se mantiene un
cementerio adosado.
Iglesia de Salce. Gentileza de Paco Álvarez |
Nuestras iglesias han visto cómo se rezaba con
devoción el calvario en Semana Santa,
cómo se vivían con expectación las llamadas misiones, con la llegada de predicadores de otros lugares… También han acogido, durante
siglos, los ramos engalanados (generalmente en Navidad) y los cánticos con que las mozas
los acompañaban. Han escuchado
cómo se le dedicaban preces a la Virgen: las
flores del mes de mayo, los
rosarios y novenas. Han sido testigos de
la fe y del sentido de la fiesta con que se veneraba al santo patrón o patrona del
lugar. Han vivido la alegría de los
bautizos y bodas de los vivos y se han condolido
de los llantos en la despedida de los muertos. Han visto lucir -y consumirse- , en los hacheros, sencillas velas o
gruesas hachas, con las que se alumbraba a aquellos que habían perdido para siempre la luz de sus
ojos (ellos eran nuestras obligaciones, por las que de vez en cuando se encargaba una misa). Han contemplado el fervor de las omañesas que,
con la cabeza cubierta por velos negros, se arrodillaban en los reclinatorios
para rezar diversas letanías. Han albergado los pendones que ondean en la fiesta de cada pueblo y que presiden las procesiones y las llenan de colorido.
Iglesia de Valdesamario. Romería de Pascua |
Nuestras iglesias tuvieron siempre el
“privilegio” de poder ver la mejor cara
de sus feligreses. A ellas acudían mudados,
con su ropa de domingo, porque era día de
guardar. Ese día no se trabajaba en el campo, pues había que santificar las
fiestas, por imperativo religioso y civil, pues, durante el franquismo, la
Guardia Civil multaba a aquellos que, infringiendo el precepto, trabajaban en
el campo. Dejando aparte lo arbitrario
de esta actuación, este hecho permitía a los omañeses “descansar” del laboreo
agrícola los días festivos, no así del cuidado de los animales.
De
las estilizadas espadañas de las iglesias penden las campanas, generalmente dos, una más grande
y otra más pequeña, para conseguir distintos tipos de toques, según el aviso
que se quisiera transmitir.
Los tipos de toques eran similares en todos los pueblos: toque a misa, novena, rosario, flores… Era un toque no demasiado rápido que se distinguía de otros más rápidos que convocaban a concejo, hacendera o facendera, a echar el ganado a la vecera de los pastos comunes… Había un toque especial para los días de fiesta en que, además de tañer las campanas, se volteaban para llamar a misa y para acompañar la procesión. También se hacía el toque de Ángelus, a mediodía.
Espadaña de la iglesia de La Utrera |
Los tipos de toques eran similares en todos los pueblos: toque a misa, novena, rosario, flores… Era un toque no demasiado rápido que se distinguía de otros más rápidos que convocaban a concejo, hacendera o facendera, a echar el ganado a la vecera de los pastos comunes… Había un toque especial para los días de fiesta en que, además de tañer las campanas, se volteaban para llamar a misa y para acompañar la procesión. También se hacía el toque de Ángelus, a mediodía.
Había
otros toques más temidos, como el toque a arrebato, cuando se producía una
emergencia, casi siempre fuego, y había que llamar a los vecinos del pueblo y
de otros próximos para colaborar en su extinción. Era este un toque rápido y continuado en el
tiempo. Otro toque no deseado era el toque
a muerto, que era lento, espaciado y muy siniestro. Se remataba al final con
unos toques más seguidos: dos toques, si la fallecida era mujer, y tres,
si era hombre. Cuando el muerto era un niño, se decía que se tocaba a párvulos.
En
muchos pueblos omañeses, como de otras zonas de la provincia, existía también
otro toque misterioso que hundía sus raíces en las leyendas de los reñuberos o
renuberos, los genios de las nubes y de otros fenómenos atmosféricos dañinos
para el campo. Se realizaba siempre que la tormenta amenazaba con arruinar las cosechas. Se conjuraba a estos seres con el toque especial del tente nube, al que se acompañaba con esta imprecación:
Tente
nube, tente tú,
que
Dios puede más que tú.
Tente
nube, tente palo,
que
Dios puede
más que el diablo.
A veces se añadían jaculatorias a santa Bárbara.
Santa Bárbara bendita,
que en el cielo estás escrita,
con papel y agua bendita;
santa Bárbara doncella,
líbranos de aquella centella,
de aquel rayo malairado,
Jesucristo sacramentado,
en el ara de la cruz,
pater noster, amén Jesús.
más que el diablo.
A veces se añadían jaculatorias a santa Bárbara.
Santa Bárbara bendita,
que en el cielo estás escrita,
con papel y agua bendita;
santa Bárbara doncella,
líbranos de aquella centella,
de aquel rayo malairado,
Jesucristo sacramentado,
en el ara de la cruz,
pater noster, amén Jesús.
Iglesia de Barrio de la Puente |
Los vecinos de los pueblos han mirado siempre por sus iglesias y han contribuido a su mantenimiento. Siempre han tenido claro que forman parte de su patrimonio cultural. En los últimos años, ante la carencia de sacerdotes, en muchas iglesias ya no hay misa ni domingos ni festivos. Como mucho, el día de la fiesta patronal… Así, las iglesias apenas celebran alegrías, solo ven pasar por su interior las lágrimas que acompañan a los entierros. Con todo y con eso, en muchos pueblos, los habitantes y sus juntas vecinales siguen haciendo ímprobos esfuerzos para mantener, e incluso mejorar, el estado de las iglesias.
Iglesia de Murias de Paredes. Gentileza de Paco Álvarez |
Pero,
por la despoblación de los pueblos y sus pocos recursos, y por el poco uso que
se hace de ellas, las iglesias de Omaña
corren el peligro de ir quedando, poco a
poco, cerradas para siempre. Si eso es
así, se irán deteriorando de forma irremediable, no solo las construcciones,
sino también los valores artísticos que muchas de ellas atesoran. Valores
arquitectónicos y valores estéticos de sus retablos y su imaginería religiosa. Si no se
actúa en ellas para conservarlas, lo más probable es que sus recias espadañas
seculares, que han soportado las nubes, nevadas, ventoleras, bastios y turbones (turbiones)… sucumban por el paso del tiempo y el abandono. Y es que el tiempo ya va pesando
demasiado…
Visitarlas,
valorarlas o, simplemente, hablar de
ellas es prestarles ayuda para sostener las piedras con las que apuntan al
cielo y señalan la eternidad.
Tañendo a vida y a muerte...
Campanario de Paladín |
Espadañas sigilosas
que vigiláis nuestros pueblos,
con campanas silenciosas
y tan cargadas de sueños.
Campanas que en el pasado
llamaban a la oración
expresando con tañidos
de Omaña la devoción.
Tañían llamando a fuego,
a concejo y facendera
y de nubes peligrosas
espantaban las centellas.
Sonaban a vida o muerte,
a alegría o a tristeza:
ellas marcaban la vida
de las gentes omañesas.
Campanas mudas que esperan
una mano que las toque,
llamemos a campaneros
que les devuelvan sus sones.
Porque ahí siguen colgadas,
luciendo al aire melenas,
que ni bastio mi turbón
han acabado con ellas.
Iglesia de Ponjos. Gentileza de Paco Álvarez |
Esas torres tan austeras
con esfuerzo las sustentan,
pues aún siguen tan recias,
levantadas piedra a piedra.
En otoñada o invierno,
en verano o primavera,
los árboles las abrazan
y sigilosos las besan.
Iglesia de Rodicol |
se dibuja su silueta
se incorporan al paisaje
como parte de su esencia.
Los portales solitarios:
pocas misas y concejos...
No se hospedan ya a cubierto
los viejos hojalateros.
Portales que en otro tiempo
acogían las madreñas,
puertas de iglesias cerradas,
en una Omaña desierta.
Algunas ya solo abren
para oficiar los entierros...
y languidecen los pueblos.
no fenezcáis de desidia:
esperamos un milagro
que os mantenga con vida.
Villaverde de Omaña. Foto tomada del blog: Excursiones de Rafa y Rosi, de Rafael Cid y Rosa Fadón. Gracias. |
Un omañés peregrino,
con ilusión y porfía,
rescata vuestra belleza
vuestra esbeltez y armonía.
Con cámara siempre atenta
dibuja vuestra presencia
y a los mundos digitales
eleva vuestras siluetas.
Gracias, Paco, por tu empeño,
en visitar nuestros pueblos,
Omaña te entrega, a cambio,
su cariño más sincero.
Iglesia de Riello. Gentileza de Paco Álvarez |
Sin duda gracias a Paco que hizo un trabajo encomiable, también gracias a ti que con tus escritos nos recuerdas tantas palabras casi olvidadas y que forman parte de nuestras vivencias aunque ya lejanas en el tiempo. Las coplas que has escrito no pueden reflejar mejor el significado de nuestras Iglesias y su entorno.
ResponderEliminarMuchas gracias, Raquel.
EliminarQué bonito trabajo, Margarita. ¡Es tan bonito recordar el pasado...! Sobre todo cuando este pasado tiene tanto que decir. Saludos
ResponderEliminarGracias. Habla el pasado, hablan las piedras, hablan los sentimientos...
EliminarUn magnífico artículo, me ha emocionado, además de bien escrito y documentado has defendido muy bien el porqué debemos de seguir cuidando de nuestras Iglesias, son "parte de nuestro patrimonio cultural" y emocional, un abrazo .
ResponderEliminarEs una pena que cada vez haya más puertas de iglesias cerradas. Pero, los omañeses siguen valorando sus iglesias y, en la medida que pueden, las siguen cuidando. ¡Gracias, Paco, por tus palabras hacia mí y por tus imágenes! Ellas me han llevado a esta reflexión.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTengo en mi casa de Vegarienza una composición fotográfica impresa en aluminio (dos cuadros de 80 x 50 cm aproximadamente, no recuerdo ahora bien las dimensiones exactas) con las 42 iglesias de Riello, fotografías que he ido haciendo recorriendo en bicicleta, desde Vega, todas estas localidades. A disposición de quien los quiera ver o pedirme copia digital.
ResponderEliminarSeguro que es una composición muy bonita. Me encantaría tener una foto de ella. Supongo que si eres de Vegarienza conocerás a Paco Álvarez. Si es así, a través de él me la puedes hacer llegar o él te puede dar mi correo o mi teléfono (este no es el lugar para indicarlo) o a través de Facebook o de Twiter. Muchas gracias, Julián. A ver si entre todos ayudamos a que esas piedras se mantengan en pie. Saludos omañeses.
EliminarUn muy buen trabajo fotográfico, literario y poético. A los que sois de La Omaña os habrá tocado la fibra. Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarSan Martin de la Falamosa también es Omaña...
ResponderEliminarDebería serlo y lo es por río y cultura, y por relación de sus gentes. Y Las Omañas (yo misma estoy inscrita en el registro civil de Las Omañas, al que pertenecía Paladín cuando nací). Pero la mayoría de los entendidos sitúan el final de la comarca en La Piñona de La Utrera, porque ahí se cierra el valle y a partir de ese lugar se abre poco a poco la ribera. Al lado de La Piñona, como sabrás, han instalado el cartel :"Entra usted en la Reserva Mundial de la Biosfera...". No os dejan compartirla... En fin, omañeses o no, somos vecinos y bien avenidos. Nos encontraremos por los senderos del Pico y por Valdelavilla. Saludos omañeses.
EliminarMuy bonito relato y preciosa la documentación y el soporte fotográfico. Si no fuera por la gente sencilla no tendríamos ninguna riqueza patrimonial. Da gusto la labor que desinteresadamente se realiza desde el anonimato. Muchas gracias por vuestra labor y por tener en cuenta nuestras aportaciones.
ResponderEliminarMuchas gracias, Rosa, por dejar tu comentario y por tus palabras. Yo pongo solo un granito de arena, sois otros los que levantáis el castillo. Me encanta la labor que estáis haciendo sobre el Camino Olvidado. Gracias también por poner a disposición de otros vuestros conocimientos y material. También os menciono en el último artículo "Entre puentes, pontones, zancas y pasaderas". Yo también dejo mi material a vuestra disposición. Saludos omañeses.
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