miércoles, 11 de abril de 2018

Dichos relacionados con la lengua (y VI): Es un decir





Para cerrar la serie  de  artículos sobre dichos relacionados con la lengua o con su uso,  vamos a decir lo que no está escrito. Esta vez hablaremos de expresiones  que tienen relación con el verbo decir. Vamos con los decires... Y nunca mejor dicho. 


DLE. Real Academia Española



















Es verdad que del dicho al hecho hay mucho trecho, pero el verbo decir  también adorna nuestra capacidad de expresión y es cauce de nuestra emotividad. Lo decimos en serio y todo en un decir Jesús.

Con el verbo decir nos sorprendemos: ¡Que se dice pronto! ¡No digo nada! ¡No me digas! ¡Qué me dices! ¡Digo! ¡Digo yo!¡No digamos! ¡Que ya es decir! ¡Quién lo diría! ¡Quién lo iba a decir!

Asentimos de forma rotunda y decimos amén, aunque con tanto decir amén, la misa no sale bien. ¡Y (ni) que lo digas!  O  asentimos con alguna duda: Digo yo que será así. O, además de asentir, nos despedimos: Lo dicho. 

Exageramos: ¡No digamos! ¡Hasta decir basta!  ¡A mí me lo vas a decir! ¡Cualquiera lo diría! (No es listo) que  digamos.

Apoyamos o encaremos algo: ¡Di que no! (es así). ¡Que te lo digo yo!

Desmerecemos a otros: ¡Es mucho decir! ¡Que diga misa!

Constatamos lo evidente: Ni qué decir tiene. ¡Ya te digo!

Abrimos canales de comunicación: Diga, dígame, dime, tú dirás…

Llamamos la atención: Digo, digo, digo.  Digo yo que…

Rectificamos lo dicho: Es un decir o por mejor decir. Donde dije digo, digo Diego. Y seguiremos haciendo aclaraciones con  es decir, digamos que… O nos reservamos la opinión: ¡Yo no digo nada!

Amonestamos: ¿Qué te he dicho? ¿Ves? Te lo dije. Preguntas retóricas que desde luego no buscan respuesta, porque, de tenerla, nos sonaría a   insolencia o disculpa.

Definimos  a alguien muy resolutivo: Es una persona dicha y hecha.






A veces, parece que  dudamos sobre quién es el emisor o simulamos un desdoblamiento de nuestra personalidad: Como aquel que dice. Como dijo el otro. Como quien dice. Como si dijéramos. Cualquiera lo diría. Ello dirá. Di que. Digamos. Como aquel que no dice nada…

Otras veces, sin embargo, tenemos bien claro que somos los propietarios de la palabra y personas de digo y hago, y lo marcamos con rotundidad: Lo dicho, dicho. He dicho. O con resolución: Dicho y hecho. Entonces sabrán nuestros interlocutores que no decimos por decir, sino por decirlo así y que tenemos algo por dicho. O  decimos de una hasta ciento o decimos algo dos por tres para encarecer nuestra verdad.

En cuestión de opiniones, hay cosas o hechos que no nos dicen nada (normal, ¡qué nos van a decir las cosas!), otras no dicen ni bueno ni malo,  y comportamientos  que dicen directamente  bien o mal.  

La preocupación por el qué dirán, por andar de dicho en dicho o en boca de todos nos puede llevar a callarnos   como mudos. No es bueno andar en réplicas, en dimes y diretes, que no conducen a ningún lugar.

En realidad, tampoco es bueno pecar de dicharacheros o de tener una lengua larga, salvo en juegos de naipes donde está permitido a los jugadores decirse sin -¡curiosa expresión!-  y tener luego que desdecirse.

Cuando queremos    decir algo  podemos usar distintos idiomas. Si alguien nos habla en chino, nos suena a chino; si alguien se enfada y jura en arameo, seguro que no necesitamos entender el idioma para conocer el significado.

Siempre toparemos con algún avispado que sepa hasta latín y muchos a los que les echan los latines, pero no siempre quedan bien casados, porque, cuando un cónyuge  coge a otro en mal latín, la cosa puede acabar en divorcio. Y si nos dicen un mensaje  con  latinajos tendremos dificultad para descifrarlo.





Por si acaso, es mejor que cada uno se exprese en la lengua en que mejor se comuniquen sus sentimientos, ya que  los sentimientos de los seres humanos son coincidentes, pero los cauces de expresión variados.

Cerramos aquí  esta parlada para que el lector, con  la expresión calla y cuez, no nos invite a callarnos por ser muy redichos, por no  guardar reserva y actuar como  unos correveidiles, o por perder el tiempo en cosas fútiles. Con ella concluimos  una serie de seis artículos dedicados a recoger los dichos relacionados con  la lengua castellana.

Pero el mundo de los dichos de nuestra lengua es aún muy amplio y dará opciones para seguir escribiendo sin que nos maldigan, nos desdigan o nos pongan en entredicho. Tal vez, con un poco de suerte, nos digan alguna flor. 

O nos aporten  como colofón este trabalenguas para que hagamos  más ejercicios con el verbo decir, diciendo:

"Me han dicho que tú has dicho que yo he dicho un dicho que 

yo no he dicho, pero ese dicho que te han dicho que yo he 

dicho yo no lo he dicho, porque si lo hubiera dicho estaría 

bien dicho por haberlo dicho yo".


En cualquier momento, pues,  seguiremos diciendo algo novedoso dándole a la lengua... O al teclado...



6 comentarios:

  1. Pues digo yo que me ha gustado tu artículo y no te digo "ninguna flor" es muy interesante.

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  2. Gracias Margarita, muy interesante y enriquecedora tu recopilación de expresiones del verbo decir. Ya espero la siguiente. Un abrazo.

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  3. Pues dicho y hecho ; tus dichos sobre los dichos,muy bien dichos.Muy constructivo e interesante como siempre tu artículo . Gracias Margarita.

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La Recolusa de Mar por Margarita Alvarez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.