El refranero español es generoso a la hora de
incluir a las flores dentro del mundo de los refranes. No son todos ruiseñores los que
cantan entre las flores. No vamos a
tratar de recoger esos refranes, aunque hagamos referencia a alguno. Trataremos de ceñirnos a las frases hechas que hablan de
las flores y su mundo, que también son abundantes.
Las flores
sirven para describir los defectos de los seres humanos. Por eso, en
este artículo, nos vamos a meter en ese jardín.
Tendremos que tener cuidado para disfrutar del él sin ir de flor en flor ni ser unos picaflores (el picaflor es un pájaro que va de flor en flor buscando alimento y contribuye a la polinización), porque la vida no es un camino de rosas, sino que es más bien un camino de incertidumbres, y nos pasamos parte del tiempo deshojando la margarita.
Tendremos que tener cuidado para disfrutar del él sin ir de flor en flor ni ser unos picaflores (el picaflor es un pájaro que va de flor en flor buscando alimento y contribuye a la polinización), porque la vida no es un camino de rosas, sino que es más bien un camino de incertidumbres, y nos pasamos parte del tiempo deshojando la margarita.
A veces nuestro jardín es abierto porque somos
más de campo que las amapolas. Y, por eso, podemos actuar como unos lilas
o lilailas, por fatuos o por
insulsos. Otros se las dan de listos, pero tienen solo la sabiduría a flor de piel y son unos auténticos eruditos a la violeta (la frase se
corresponde con el título de un libro publicado por José Cadalso en 1772, en el
que satirizaba la erudición excesiva y superficial). Conviene dejarlos en
evidencia para que se queden tranquilos como
malvas y no se vayan de rositas.
Es evidente que no se pueden echar
margaritas a los cerdos, porque los cerdos no sueñan con rosas (o margaritas), sino con bellotas. Y, a buen seguro, nos responderán con
un gruñido. Tampoco rosas a los burros, porque nos pagarán con
un rebuzno. (En realidad la palabra
margarita procede del griego “margaron”
y no significa margarita, sino perla, por eso se usa también la
variante: echar perlas a los cerdos).
Aunque siempre
hay algunos que andan a la flor del berro y la vida es para
ellos pura diversión, pero algún día se darán cuenta de que no hay rosas sin espinas. Porque eso es
la vida: rosas y espinas, sonrisas y lágrimas. Ya nos lo recuerda el refranero: Bien oliera la rosa, si no fuera espinosa o junto
a la rosa acecha escondida la espina alevosa.
Desde luego las rosas son las flores preferidas
de nuestro jardín, por eso la rosa es imagen literaria e imagen popular. Lo importante es saber separarlas, pues
quien a su pro bien atina, sabe coger la rosa y dejar la espina y
si recibe algún pinchazo debe asumirlo con una sonrisa, porque quien
quiere la rosa, aunque le punce, no se enoja. También nos recuerdan cuál es el destino de la
vida humana: Como la rosa es la dicha
humana: luce hoy, muere mañana. Pompa
vana: hoy hojas marchitas lo que ayer rosa galana. Góngora y otros poetas del siglo de Oro utilizan,
con frecuencia, la imagen de la rosa para recordarnos que la vida es engañosa.
Las flores siempre se han asociado más a lo femenino y se han usado
para hablar de amores: Doncella sin amores, jardín sin flores. Y para hablar de la honra de la mujer y de su
virginidad: Doncella
manoseada, flor ajada. Rosa que
muchos huelen, su fragancia pierde. El
refranero considera que el amar las flores es un valioso atributo femenino: De mujer
que no ame las flores no te enamores.
Hay que ser buen jardinero y cuidar adecuadamente el jardín, porque quien siembra espinas no espere recoger clavelinas, pero quien rosales plantó, en buenos olores la renta cobró.
Hay que ser buen jardinero y cuidar adecuadamente el jardín, porque quien siembra espinas no espere recoger clavelinas, pero quien rosales plantó, en buenos olores la renta cobró.
Este jardín está abierto a todos, pero no podemos permitir que se vayan de rositas los jugadores
tramposos que son descubiertos cuando otros descuernan
la flor. Los hay que se andan en flores o con florituras y rehúsan entrar en lo esencial de un asunto, los
que tienen por flor hacer gala o
costumbre de un defecto y los que dan excesiva importancia a cosas que son como
la flor del cantueso. Además están
los floreros que hacen gala de usar
palabras chistosas o lisonjeras. Y las mujeres
florero consideradas por muchos un puro elemento decorativo en su función
social.
Las flores sirven, por tanto,
para describir los defectos humanos. Hay muchas personas que tienen por flor algún hábito negativo.
Cuando entendemos la intención de alguien decimos que le
entendemos la flor y quizá lleguemos a la conclusión de que esa persona es un
capullo y, al mencionar esa rosa incipiente, no estamos precisamente echándole una flor.
Y si se trata de alguien que difiere la
contestación a algo de forma intencionada,
decimos que se anda en flores, salvo que sea un indeciso y se pase el tiempo dilucidando si son flores o no son flores.
Con las flores también se relaciona la salud, pues pueden definir el
buen aspecto. Estar como una rosa, estar como mil flores es mostrar nuestro
mejor aspecto que será aún mejor si se está en
la flor de la juventud. Y el buen aspecto no es flor de un día. Si esta ha quedado maltrecha, seremos como la flor de la maravilla, como una flor ajada o flores de un solo día. O peor: un jardín sin flores.
Las flores también nos hablan del aspecto físico. Nos gustaría estar
siempre hechos una rosa y, sin llegar
a ser narcisos, el que nos echen
flores siempre resulta muy agradable. El que no está
en flores por necesidad, sino que
está bien comido y satisfecho, se siente
como mil flores, especialmente si su flor
es algún buen hábito.
Pero, desgraciadamente, también se relacionan con la
muerte. Estar criando malvas, sobre todo,
si alguien las empieza a criar en la
flor de la vida, no es síntoma de
haber tenido buena salud. Y, lo peor, es
que no podemos contemplar las malvas de ese jardín ni aunque seamos enterrados
a flor de tierra.
En este mundo florido también aparecen los simbolismos sociales que
pueden describir un buen estatus social. Todos preferiríamos estar entre la flor y nata de la sociedad y ser
como la flor de la canela o canela en rama que oír que digan de
nosotros que somos tan pobres que
parece que hemos nacido entre malvas.
Si además se tiene una buena situación económica nos lo pasaremos en flores, descansaremos
placenteramente en un lecho de rosas y llevaremos una vida de campanillas. Pero la palabra flor adquiere significado despectivo
cuando hablamos de un adorno floral
exagerado o de mal gusto. En ese caso las flores se convierten en floripondios.
Las pobres flores están adquiriendo en la lengua actual simbolismos
que antes no tuvieron, como ese afán de negar invocándolas: ¡Ni flores! Y algunos añaden “de
colores”, como si pudiera haber flores sin color. ¡Qué “moderneces” nos depara
el idioma!
La rosa se ha convertido también en símbolo de un partido político, el del puño y la rosa. El clavel ha dado nombre a un hecho
histórico: la Revolución de los Claveles
que se produjo en Portugal el 25 de abril de 1974. Y hay un adjetivo que define un tipo de arte: gótico florido.
Aunque el tema tratado en este artículo es como el rosal de pitiminí por su poca
importancia o por tratar solo mínimamente el tema que nos ocupa, puede verse que las flores contribuyen a
crear una gran riqueza expresiva y literaria, por lo que merece la pena andarse en florituras o de floreo, aunque
alguien piense que estamos como una
regadera o que meamos o
salimos fuera del tiesto.
En cualquier caso, lo dicho antes será incompleto, pero es algo verdadero, por lo que nadie lo puede
tachar de falta de verdad y calificarlo de floraina.
Y cerramos el artículo para dejar la mano libre por si tuviéramos que deshojar la margarita...
Y cerramos el artículo para dejar la mano libre por si tuviéramos que deshojar la margarita...
Que ingenioso y divertido, me ha encantado.
ResponderEliminarGracias, Fuencisla.
EliminarHola Margarita ; he leído con mucha atención tu relato, y me ha encantado como todo lo que escribes ; me ha producido unas sensación de recuerdo de muchas expresiones y palabras que ya estaban en un rincón de la memoria ; y casi olvidadas.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Aureliano, por dejar tu comentario en el blog. Cualquier tema se puede prestar para refrescar en nuestra memoria tantos dicho de nuestro idioma que están llenos de expresividad y estamos dejando olvidados o arrinconados. Saludos omañeses.
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