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La fecha de hoy es curiosa, pues repite
seis veces el número dos y dos veces el número cero: 22-02-2022. Brillan, pues,
en ella, como nunca, "los dos patitos",
repetidos en dos parejas, cruzando el estanque de este mes de febrero, o esas
seis monjas arrodilladas, que no en vano estamos en el mes expiatorio
o de la purificación, nombre derivado de februārǐus
mensis, mes (mensis) relacionado
con (–arius) februa o fiestas de la expiación.
El dos, tanto número cardinal como
ordinal, está presente en algunos dichos de la lengua coloquial. El dos tiene suerte
porque no está tan solo como la
una, pero puede ser peligroso, si se refiere a una casa con dos puertas, que siempre es difícil de guardar, o
desagradable, si se trata de nadar entre
dos aguas, especialmente si los interlocutores tienen segundas intenciones. Pero en ese caso también podemos optar por tomar el dos y dejar a los
interlocutores con uno o
varios palmos de narices. Este
ordinal también nos hace ser reticentes ante las cosas de segunda mano.
Cada
dos por tres este número opta por presentarse en
pareja, de dos en dos, por partida
doble o haciendo doblete, como Pili y Mili o la parejita
que los padres desean siempre tener. Pero, tan real como
dos y dos son cuatro, no siempre
todas las parejas nos son propicias,
especialmente la pareja de la Guardia
Civil, si cometemos una infracción de tráfico.
Sin embargo, hay personas que no
encuentran fácilmente pareja y siempre se quedan a dos velas. Y las dos velas
pueden ser peligrosas si nos colocamos entre ambas, pues, a la primera de
cambio, caen sobre nosotros y podemos quedar entre dos fuegos, que son
como dos caras de la misma moneda. Pero, aunque velas y fuegos se parezcan
como dos
gotas de agua, no debemos preocuparnos, porque el agua apaga el fuego. Y si
no es así, siempre quedará echarle a la cosa dos cojones, pues parece que en ellos reside la fuerza y la
valentía necesarias para vencer cualquier situación arriesgada.
En cualquier caso, no nos
gusta ser platos de segunda mesa, porque nunca segundas partes fueron buenas. También tenemos
que evitar las armas de doble filo
y procurar salir airosos de las situaciones comprometidas, para no tropezar dos veces en la misma piedra. Y si la piedra es alguien que nos molesta
porque no tiene dos dedos de frente, ¡que le den dos duros! La clave está en
solucionar los problemas que se nos presenten en un dos por tres y, luego, ¡a
vivir que son dos días!, según recomendaba el carpe diem latino.
El dos tiene a veces resonancias
artísticas, porque los dúos han
proliferado en el mundo del espectáculo y en la literatura: dúos-personaje y
dúos-persona. Muchos nos vienen a la memoria en distintas manifestaciones
artísticas: en el mundo del cómic, Mortadelo
y Filemón; en el del cine, imposible olvidar, por ejemplo, al Gordo y al
Flaco; en el de la música, Amistades
Peligrosas. ¡Y nuestro dúo literario
preferido: don Quijote y Sancho! A veces también oímos duetos, con voces en vivo o, de manera más esotérica, acoplando
la voz de un vivo a la voz de un muerto. ¡Qué cosas tiene la
técnica moderna!
El dos, como ordinal, sirve para marcar grados de parentesco. Hablamos de tíos segundos, primos segundos, segundo
grado de consanguinidad. Y también marca
cortas distancias, ya que cuando algo está cerca siempre se encuentra a dos pasos y, además,
podemos llegar en dos patadas. Claro
que ¡a saber cómo se miden los pasos! Pero a dos pasos o más, ya que vamos al lugar, aprovechamos y matamos dos pájaros de un tiro. Y siempre hay que tener cuidado con
los que actúan con segundas (intenciones).
Dentro del mundo del boxeo, en la
expresión segundos fuera, el ordinal
no señala el tiempo, sino que los
ayudantes (segundos) de los
boxeadores deben abandonar el cuadrilátero, porque va a comenzar el combate.
Pero no
hay dos sin tres, así que en pocos días vendrá marzo y unos meses después,
2023, y con él los “dos patitos” tendrán
que nadar por separado, pero algunas "monjas" seguirán arrodilladas. Siempre
habrá algo que expiar...
El contenido de este artículo está tomado de mi libro
Palabras hilvanadas. El lenguaje del menosprecio.
Editorial Lobo Sapiens, 2021
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