En los márgenes del frío, de Alicia López Martínez
Poemario
105 páginas
Editorial AVERSO poesía, colección PERVERSA
Alicia López Martínez es una gijonesa afincada en León, donde ejerce la labor docente y se implica en distintos actos literarios. En los márgenes del frío es su segundo poemario, tras Pálpitos de luna nueva (2018).
Solo un cálido frío / en los márgenes de la
verdad por la que transito.
Quizá estos dos versos nos puedan dar una pista para leer el poemario En los márgenes del frío. Nos sorprende la brusca antítesis entre el adjetivo y el sustantivo ─cálido y frío─, que nos sugiere vida/muerte ─amor/soledad─ y también nos sorprende que la verdad por la que transita la poeta esté en los márgenes metafóricos de ese cálido frío. En la dedicatoria, se nos aclara que la palabra margen alude también a los márgenes de la hoja escrita, del poema. El libro está dedicado a Antonio, el amor ausente: A Antonio, en cada margen se escribe el azul de las ausencias. Y tenemos que estar siempre atentos, porque en este poemario está presente lo que dicen sus versos y aquello que no cabe en ellos y se refleja en los márgenes del dolor que no puede expresarse con palabras.
En los márgenes del frío es
un poemario de soledad y de ausencias dentro
de un existir incompleto, del que habla la poeta. Y es que el auténtico eje
temático del poemario es el dolor que producen esas ausencias que se manifiesta
a través de la evocación de momentos y
lugares que se disfrutaron en compañía de la persona desaparecida. Son
ausencias siempre atadas a recuerdos, a los de un dolor que Alicia López trae a la
memoria a lo largo y ancho de sus poemas. En algunos, esas ausencias
cobran más presencia porque tienen nombre, pues dedica sendos poemas a Antonio y a su padre, in memoriam.
Dos personas muy importantes en su vida que han pasado la frontera con el más
allá: Mis ojos contemplan una sombra que
camina / hacia el lado opuesto de la vida. La ausencia de Antonio se torna
presencia en todos los poemas. Cualquier elemento que la poeta contempla le
trae a la memoria la ausencia de la
persona amada. Pero en medio del dolor de las ausencias, que le hace establecer
diálogos líricos con lo que la rodea, de pronto surge la luz cálida del recuerdo
y ese recuerdo aparece en medio de una llama, de una luz cálida, de un
rayo de sol o de luna o el rayo de una tormenta… Por ello, la amargura que destilan sus versos por el
recuerdo de esos seres queridos que han volado hacia la nube sin espacio / donde reina la esperanza / de que todo sea
igual / en la otra parte es
compensada por la luz, pues el amor al final se convierte en lo soñado y sigue
con ella, en cada momento que evoca de las vivencias que compartieron en
compañía. Es significativo el título
de un poema dedicado a Antonio: Tú vives.
En las evocaciones que aparecen en el poemario está muy presente la naturaleza, naturaleza que abraza y que es cómplice de la poeta, pero también una naturaleza que aviva los recuerdos de las ausencias. Dentro de esa naturaleza es muy importante la presencia del bosque, con sus distintas variedades de árboles, árboles que la comprenden y la acogen, a veces hasta en el interior de su tronco. Ante esos árboles se vivió la plenitud del sentimiento del amor en presencia de la persona amada y ahora, en el recuerdo, el dolor en ausencia. Además de los árboles: pinos, robles, chopos, alisos… caminamos con ella por esa naturaleza al lado de plantas aromáticas: tomillo, lavanda… Plantas que nos sugieren un mundo de sensaciones, de colores y olores. Y es siempre místico ese amanecer de bosque, que sugiere placidez, frescor, misterio. Hay un poema dedicado a la comarca leonesa de Omaña en que se ve muy bien la importancia del paisaje en sus sentimientos.
Por Omaña siente Alicia una querencia especial por la relación del amor ausente con esa comarca. Allí mira ensimismada el paisaje y dialoga líricamente con el río, que es un espejo de espuma. Omaña, todo surge y resurge en tu límpida mirada, exclama en esa oda que le dedica. Es una oda a Omaña y lo es a la naturaleza, en general. Todo allí es armónico excepto unos molinos que violan su naturaleza virgen. Las referencias a Omaña aparecen en muchos poemas: su río, su puente de madera, sus alisos, sus urces… Su Peña… Esa peña de La Fortuna que han invocado tantos caminantes... A los que somos omañeses, como yo, sus versos nos producen una emoción especial.
Dentro de la naturaleza también
aparecen los animales como signos de vida, desde una lagartija, hasta los
gorriones y los grillos. Otro elemento
que se repite es el agua. El río está presente en muchos poemas, un río que contempla, en el que baña sus pies
y que, a la manera manriqueña, es símbolo de vida y de muerte. La palabra margen
presente en el título, además de otros significados simbólicos, nos sugiera la
idea de río, de mar… Pero, además del
río, oímos caer y vemos la lluvia en varios poemas. El poema Tuya
es un fiel reflejo de los sentimientos que vive la autora al contemplar
llover: Déjame recoger todos los besos
que son sed, exclama. Es la añoranza de los besos y la sed de reunirse con la persona amada. Es una lluvia
que rezuma amor y también lágrimas de dolor. Y es que otro
elemento relacionada con el agua son las lágrimas…
El mar es también un fiel reflejo de su marejada interior, como se ve en el bello soneto Añoro: Añoro tu oleaje de bravura… Hay que recordar que Alicia es gijonesa y el mar ha tenido una notable presencia en su vida. El mar es para ella uno de los confidentes que quiere tener cerca y realmente lo tiene a través de la evocación. Lo necesita para que recoja sus lágrimas, incluso suspira por ser onda. Ese mar no la abandona aunque esté lejos: Pero, oh mar, / tu respondes a mi llamada / desde tierra adentro, el mar lo lleva en su interior cuando no lo puede contemplar. Y no falta la luna, con sus connotaciones de noche, de misterio, de dolor y de soledad. En algunos momentos nos recuerda a la luna trágica lorquiana.
En esa misma noche de luna llena,
De
luna de ámbar,
de luna de llanto…
En cuanto a la forma, la poesía de Alicia, que parece hermética en algunos momentos, sin embargo, derrama luz a través de las imágenes que se convierten en símbolos, como el agua y las lágrimas en las que está la vida y la muerte o la luna llena, símbolo de noche y de luz. Precisamente la antítesis es frecuente en el poemario: monte arriba / monte abajo, entrada /salida, cielo/infierno, despierta/ dormida… Algunos poemas tienen forma de diálogo lírico y, tanto en ellos como en otros en los que habla en segunda persona, usa con frecuencia el procedimiento de la interrogación retórica y el del apóstrofe. Esas preguntas sin respuesta, o de respuesta ya sabida, acentúan la intensidad lírica de los versos.
La
poeta trata de hacernos llegar la plasticidad
de sus sensaciones y vivencias y para ello usa con frecuencia sinestesias en que
mezcla sensaciones: viento parduzco,
verde aroma, dulce soplo, verde susurro del viento… o sensaciones y
sentimientos: ¿A qué sabrá tu ausencia?, se pregunta. No faltan las hermosas
imágenes, que a veces funcionan como símbolos: la tormenta es luz en mis tinieblas o se unen a las
personificaciones: tiemblan las horas que
besan muy despacio / la alcoba de madera. Y en ese mundo de sensaciones
tienen mucha importancia los colores, especialmente el azul del cielo y el mar
y el verde del paisaje, colores que funden sus vivencias con el paisaje: verde aroma, puzle azul, beso azul. Fluyen
los recuerdos, verdes, / y fluyen los pensamientos, azules, / verdes de helecho
y azul de mar y cielo.
Son poemas largos, la mayoría en versos libres, aunque aparezcan muchos endecasílabos y heptasílabos, con los que se mezclan bellos sonetos que prueban que la autora se desenvuelve con la misma soltura en los perfectos endecasílabos y en el vaivén de los versos libres. Desde el punto de vista formal, la autora juega con la tipografía ─letras más grandes o más pequeñas en distintos lugares de un poema─ o la disposición de los versos. Ambos procedimientos le sirven para destacar algunas frases y para marcar una distinta cadencia en la lectura. También lo hace con la morfología de las palabras buscando que algunas de ellas se conviertan en palabras polisémicas al separar sus componentes y que el verso se abra a distintos significados: (des)cubría (la) armonía (de) las penas. Es también interesante fijarse en el léxico que se repite, porque ya esos vocablos nos descubren la esencia del poemario: ausencia, soledad, bosque, río, mar, lágrimas, sueños, luna, memoria, recuerdo, ocaso, luz, fuego… tus recuerdos que tiemblan de silencio y frío. En definitiva, palabras que para ella tienen que ver con la memoria. Incluso, uno de sus poemas se titula Versículos de memoria.
Es curioso cómo juega también con palabras que tienen que ver con lo gramatical: sílaba, palabra, verbo… En algún caso incluso dan título al poema: Tu sílaba. Incorpora con frecuencia en ese léxico los pronombres personales, especialmente tú y yo, que a veces se funden en el nosotros… Nos vienen a la memoria los famosos versos de Pedro Salinas: “¡Qué alegría más alta vivir en los pronombres!”, si bien Salinas hablaba del amor gozoso y Alicia habla del amor arrebatado por la muerte, que cobra presencia en su recuerdo: Tú y yo recorrimos / la pureza de los páramos. Y en otro verso: Tú eres yo y yo soy tú.
A pesar de ser un poemario dolorido y lleno de tristeza y melancolía, percibimos cómo aparecen elementos que son signo de vida, entre ellos los bosques y el agua y la luz, de forma que, en conjunto, vemos que Alicia López espera que alguno de los rayos de luz que describe ilumine su vida y el recuerdo sea un bálsamo para las heridas de ausencia: Aún hay luz / en las llamas / del porvenir. En resumen, que en sus pálidos versos de ausencias caben los sueños con el sol amando los ocasos / y la luna sucumbiendo a sus encantos... Caben también el paisaje, la lluvia, las palabras… La belleza literaria. Gracias, Alicia, porque En los márgenes del frío, a través de tu mirada poética, sentimos los lectores una cálida emoción.
© Margarita Álvarez Rodríguez es filóloga y profesora de Lengua y Literatura.
Una reseña muy bella que entra en las entrañas del poema y nos clarifica sentimientos.
ResponderEliminarOmaña bulle detrás de muchos versos.
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