Caminaba unos pasos por detrás y la sombra de quien iba delante la
envolvía y la escondía en una nebulosa. Una nebulosa grisácea e insegura. Pero
un día decidió estirar el cuello y dirigir su vista a la lejanía. Y así
lo vio.
Un rutilante rayo de sol iluminó su cara y la atrajo con fuerza
hacia él. Salió de su nebulosa y comenzó a andar… Sus pies
pisaban un suelo cada vez más seguro. Y entonces se dio cuenta de que
otra sombra caminaba a la par de ella. Pero no era la que
antes la escondía.
¡Era su propia sombra!
Y la seguía. Y la seguiría siempre porque quería ser testigo de su luz.
© Margarita Álvarez Rodríguez, 2024
Imagen gratuita: Pixabay.com
8 de marzo, Día Internacional de la Mujer
Corto pero con un gran significado. No es necesario decir más. Un abrazo y gracias.
ResponderEliminarGracias, Fuencisla.
EliminarGrandioso... cuántos mensajes en tan breve texto. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias, Pilar.
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