HISTORIAS DE ANTES
Autora:
Fuencisla Avial
Febrero,
2019
266
págs.
Fuencisla
Avial es una escritora segoviana. Docente jubilada, ha publicado cinco novelas,
entre ellas Me llamo Lolita (2015). Historias de
antes, publicada en 2019, es su última novela.
Historias de antes
es una novela que nos cuenta la historia de tres generaciones de una sencilla
familia de un pequeño pueblo segoviano que vieron pasar por su devenir vital la
historia de España del siglo XX. Lo más interesante de la historia está
enmarcado entre principios de siglo y el final del franquismo.
Es
una novela que trata de darnos a conocer de una forma conmovedora la vida
sencilla de las gentes que hacen la historia de cada día y cuya vida no
reflejan los libros de historia. La intrahistoria, que de la que hablaba
Unamuno: Los periódicos nada dicen de la
vida silenciosa de millones de hombres sin historia que a todas las horas del día y en todos los
países del globo se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir
la oscura y silenciosa labor cotidiana y eterna…
Además
de la narradora, que es también personaje, los protagonistas directos son
los abuelos de la narradora y los
familiares y vecinos de estos. A través de ellos describe la vida y la forma
de ser de un pueblo. La autora evoca, con gran acierto, la vida de esas gentes
sencillas “toscas, oscuras, duras, firmes y rectas”. Personas que viven en la
pobreza, pero no en la miseria, y que siempre mantienen su honradez y su dignidad. Viven en
el campo y del campo, pero tanto hombres como mujeres son personas habilidosas
que pueden realizar distintas tareas para adaptarse a sus necesidades. Tienen
una existencia monótona donde los días, las preocupaciones y hasta las
conversaciones son iguales a sí mismas. La autora describe muy atinadamente el
carácter de estas gentes y también la cultura rural y el ambiente en que transcurre su vida: el trabajo,
la vestimenta, las fiestas, las tradiciones religiosas, los apodos… Y la
importancia de las relaciones de vecindad y la solidaridad. También la vida esforzada de los niños que ven
truncada su escolarización a edades tempranas para participar en las tareas agrícolas y ayudar a la economía familiar.
Fuencisla
Avial, a través de la narradora, se muestra crítica ante la desigualdad social
que existía en la primera mitad del siglo, entre los grandes terratenientes y
los arrendatarios o jornaleros…. También critica el radicalismo de las ideas que lleva a
enfrentamientos entre gentes que
comparten comunidad y forma de vida. Y lo hace tanto al recordar la historia de
un pasado lejano como al presentar la génesis, el desarrollo
de la guerra civil y la larga posguerra.
Vemos en la novela el enfrentamiento
eterno entre las dos Españas que desgraciadamente se mantienen hasta hoy. Españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos
Españas / ha de helarte el corazón, decían los conocidos versos de Antonio
Machado, al que se cita profusamente en la novela.
Intercalada
con la intrahistoria del mundo rural, la
autora entrevera la Historia (con mayúscula) que corre paralela a la vida de
esas gentes y de la que apenas tienen conciencia, la historia del siglo XX, de
España y de Europa. Pero también aprovecha un paseo por la ciudad de Segovia para,
al ir caminando por sus calles y contemplando sus edificios, evocar la historia
que transcurrió en esa ciudad desde la época de los romanos. Aprovecha su pasado
judío para presentarnos la vida de ese
pueblo con mayor detalle y el sufrimiento sufrido por él a causa de la
intransigencia religiosa. Es una manera de ensamblar el presente con el pasado.
Unas veces las referencias históricas son puntuales y otras, más extensas,
hasta el punto de dedicar capítulos enteros a esas referencias, a modo de
pequeños ensayos, como si intentara hacer didactismo con el lector. Quizá en
algunas ocasiones sean demasiado prolijas y dejen en segundo plano la
intrahistoria que es lo más interesante y literario de la novela.
La
novela está narrada en primera persona por Alejandra Castilla (¿la más fuerte, Castilla?) que es también un personaje
importante en la misma. La narradora se introduce en la novela para
contarnos cómo se va gestando esta a
partir de los recuerdos de hechos y anécdotas del pasado que oye contar a sus familiares. Asimismo, nos traslada sus reflexiones
sobre cómo organizar la estructura de la misma, los pasos para conseguir que
sea editada y los momentos previos a la presentación del libro. Estamos, pues,
ante un ejercicio de metaliteratura, pues se introduce la literatura dentro de
la literatura. Esto da pie para contarnos hechos del pasado de esos familiares
que protagonizan la novela mezclados con hechos del presente de la escritora, y
también para describir dos lugares distintos: el pueblo, en la época de sus abuelos, que es
cuando transcurre la acción principal, y el de la ciudad de Segovia, en su
pasado y en su presente.
En
ocasiones la narradora parece desaparecer
y se esconde tras una aséptica tercera persona para limitarse a narrar
hechos históricos o sucesos que tienen que ver con la intrahistoria. Puntualmente la narración cambia a segunda
persona para conseguir mayor cercanía con el lector (pág. 91) o mayor
introspección psicológica de la propia narradora (pág. 95). Los diálogos
contribuyen a acentuar el realismo de la narración, reproduciendo la viveza del lenguaje familiar o coloquial.
La
descripción consigue hacernos más creíbles a los personajes. Utiliza con mucha soltura una abundante y
precisa adjetivación, que unida a la enumeración, la
comparación y la metáfora consiguen dar calidad literaria a la novela
y acercarnos de forma plástica el mundo donde viven los personajes y su forma de ser. Valga
como ejemplo de todo ello: “El destino… decidió hacerse notar con un golpe
estremecedor, algo que sus mentes acartonadas jamás hubieran podido imaginar,
algo tan insospechado, brutal y descarnado, que dinamitó sus vidas como una
barrena hace saltar por los aires las montañas”. (Pág. 86).
De
una manera comedida, pero precisa, es capaz de crear ricas descripciones físicas (prosopografía) o
morales (etopeya) de los personajes o de su forma de reaccionar. “(Mi abuelo)…
se había ganado el respeto de todos sus vecinos gracias a su carácter
sereno, a su buen juicio en las decisiones
que tomaba y a los aciertos en los consejos que regalaba”. (Pág. 35) También realiza
minuciosas descripciones topográficas de
la de la ciudad de Segovia: sus
calles, sus plazas, sus edificios, sus tiendas… Y lo hace en dos épocas distintas. Por una parte, evoca cómo
eran en la infancia de la narradora, que es la tercera generación de la
familia, y, por otra, cómo son en época
actual, estableciendo un contraste entre las vivencias del pasado que daban a
cada ciudad un carácter singular y las
consecuencias de la globalización que igualan unas ciudades con otras y les
hacen perder su personalidad.
El
léxico narrativo es cuidado y preciso. En algunas ocasiones se deslizan
palabras o construcciones sintácticas propias
de la lengua coloquial de los pueblos castellanos que refleja la novela: obradas, “sobrao”, garrota, arrobo, faltriquera, escardar,
gorrino… La Inés… Todo ello contribuye a dar sensación de
realismo, incluso de historicidad. Aunque
las frases son más bien largas, la sintaxis es clara y la narración
ágil.
La
historia de la familia sigue una estructura narrativa lineal, que ocupa
cronológicamente las tres primeras partes del siglo XX. La del personaje de la narradora nos lleva a un tiempo más
actual. Desde él, usando el flash back, vuelve al tiempo de sus antepasados para
rememorar la historia de estos, tiempo que en parte coincide con el de su
infancia, o al presente de la narradora
en los distintos momentos de
redacción de la novela. Todo lo que concierne a su familia es como una
evocación que va pasando por su mente desde el momento en que surge la idea de
escribir la novela hasta que esta es una realidad.
Se
equilibra el papel de la autora-narradora que cuenta hechos y autora-personaje
que reflexiona sobre ellos. En estas reflexiones, además de criticar la
intolerancia y la violencia, también refleja una cierta crítica con algunos
aspectos del temperamento de los castellanos. Son trabajadores, honrados y
gentes de fiar, pero demasiado apegados a las tradiciones, apáticos y conformistas. Fiel reflejo de las cualidades
positivas que reflejaba la Generación del 98, pero también de las negativas.
Tiene que ocurrir algo terrible como una guerra que les concierna para que
reaccionen. Y cuando acuden a preguntar qué pasa ya la guerra ha abierto las puertas de su casa (A. M.), volviendo
otra vez a esa Castilla que ¿espera, duerme o sueña? Esa España que,
cuando estalla la guerra, se da de bruces contra la realidad. Una guerra que
asigna a las gentes sencillas a un determinado bando, sin preguntar, y les lleva
a una situación de miedo, recelo y crueldad a la que no estaban acostumbrados.
Una guerra donde todos quieren salvar a la patria, mientras todos la destruyen
y dejan tras sí odio, miedo, cárcel, exilio, muerte… Y mucho dolor.
La autora
deja claro que las personas y sus actos siempre deben estar por encima de las
banderas, aunque refleja cierta desconfianza en el ser humano, que es capaz de
lo mejor y de lo peor, como refleja la historia de la humanidad. Incluso
sugiere que quizá el título de la novela podría ser una
interrogación: ¿Historias de antes?,
porque la historia está condenada a repetirse.
Es
una novela que refleja bien la vida sencilla
y serena, con frecuencia desgraciada, cualquier
pequeño pueblo del mundo rural español,
vida que la autora eleva literariamente, a través de un estilo claro y
cuidado, a una grandeza moral extraordinaria, para dar como resultado
una novela que nos conmueve, nos rebela
y nos estremece. Una novela en la que Fuencisla Avial también nos hace
sonreír con las muchas anécdotas divertidas que cuenta y en la que ameniza la narración contando muchas leyendas
relacionadas con la provincia y la ciudad de Segovia. Y además, con sus
explicaciones históricas y artísticas sobre los monumentos, nos invita a hacer turismo cultual por esa ciudad, que nunca está de más.
En
resumen, una lectura recomendable, que, además de entretenernos, nos hace
conocer nuestra historia y reflexionar sobre
ella.
Margarita Álvarez Rodríguez
Margarita Álvarez Rodríguez
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