jueves, 18 de junio de 2020

Despistados... En Babia, en la luna, en la inopia...


EXPRESIONES RELACIONADAS CON EL DESPISTE

Cartel que, situado en una carretera leonesa, anuncia la llegada a la  comarca de Babia.

  
El español tiene muchos registros para indicar el concepto de estar  despistado. Al lado de estar  ensimismado, ausente, embelesado,  abstraído, distraído..., existen una serie de dichos muy usuales, que, en algunos casos,  son curiosos por su procedencia.

Si nos despistamos mucho podemos hacer un vuelo sideral y  llegar a las nubes  e instalarnos en ellas. Desde allí, estando en las nubes, vemos muy a distancia todo lo que ocurre sobre la faz de la tierra, y podemos no enterarnos demasiado.  En las nubes parece que se está bien, son un sillón  algodonoso, mullido y cómodo. Pero no es lo mismo que estar por las nubes, pues  lo que está por las nubes está cerca de ellas por su precio elevado, pero no dentro de ellas.  



Cerca de las nubes deben de estar también los que están en el limbo.  Según la religión católica, el limbo es el lugar donde irían las almas de los justos que no tienen esa fe  o  las de los niños  pequeños  que mueren sin haber sido bautizados.  Hoy la religión católica no  considera el limbo  una verdad dogmática. Limbo viene del latín limbus, orla de un vestido y, por extensión, se llama así  a la  franja celeste de las constelaciones del zodíaco.  A partir de ese significado, la iglesia lo consideró un espacio en el borde de los infiernos. Parece que los que estaba en el limbo estaban fuera de la realidad y no podían enterarse de lo que ocurría en ella.

Cerca de las nubes y del limbo, se puede optar por  estar en la luna. Seguramente la expresión perdió un poco su significado cuando el 20 de julio de  1969 pudimos contemplar que un astronauta ponía un pie en el satélite. Pero como el satélite  luna está lejos, podemos quedarnos más cerca y estar  a (en) la luna de Valencia. Probablemente esta expresión surgiera en la Edad Media cuando la ciudad estaba amurallada y se cerraban las puertas por la noche. Quien llegaba tarde  se quedaba fuera, a la luna de Valencia. Pero Vicente Vidal Codella, en el libro “La Valencia de otros tiempos”, propone otro origen. Lo vincula a la expulsión de los moriscos, ya que estos tenían que esperar varios días en las playas de Valencia hasta que los barcos vinieran a recogerlos para llevarlos al norte de África.

Quedarse o estar in albis es una expresión latina que significa que alguien  está en blanco, sin comprender de qué  trata un asunto. Eso nos pasaba mucho en época escolar cuando nos poníamos muy nerviosos ante un examen.

Más por la tierra andan los que están en la inopia.  La palabra inopia significa pobreza (del latín, inopia)  e inope, pobre, que  viene  del latín in- ops, no (sin) riqueza, o  en la más completa ignorancia de algo.  Puede estar relacionada con el hecho de que los  mendigos  eran apartados de la sociedad por ello no se enteraban  de lo que ocurría.

Los hay que andan por los árboles  y les gusta estar en la higuera, y no enterarse de nada. Pero de donde se caen es del guindo. Y, cuando se caen,  de repente,  el golpe les hace volver  a la realidad. El guindo tiene unas ramas bajas y flexibles a las que es fácil subirse, pero también de las que es  fácil caerse, por eso,  los que subían  al guindo a coger las guindas se podían caer con facilidad, por eso eran considerados ingenuos y crédulos.  Los que están en la higuera, en cambio, parecen más seguros y felices. En Hispanoamérica eligen un árbol más alto  porque hablar de vivir en la palmera, y los que se caen lo hacen  de un coco,  de una mata, del zarzo (desván), del catre, del nido…

Guindo  (guindal en leonés) cargado de guindas.

Hay otros que están fuera de onda.  Son los que están desfasados de las últimas tendencias, Desde luego esos no pillan la onda, pues su despiste no les deja captar lo sutil.

Y están aquellos que para estar despistados se tienen que ubicar en un lugar determinado. Les gustan especialmente dos lugares: Babia y  Las Batuecas, además de Valencia.

Los que están en Babia eligen para vivir despistados  esta comarca de la montaña del noroeste de León. Es una zona de gran belleza a la que, según la leyenda,  se retiraban a descansar  y cazar los reyes de León. Mientras los reyes estaban en Babia otros podían aprovechar para tener comportamientos desleales y organizar  intrigas, pues el rey, al estar en Babia, no se enteraba de lo que ocurría en la corte.  Esa es  teoría más conocida sobre  el  origen de la expresión. 

Sin embargo, Manuel Rabanal, catedrático de historia de la Universidad de León, da  otra explicación relacionada  con la trashumancia. (Esta misma explicación aparece recogida en el Museo Etnográfico y de la Trashumancia de Torre de Babia).  Los pastores babianos abandonaban su tierra para ir a Extremadura en invierno y con frecuencia  se quedaban ensimismados  por la nostalgia de  sus montañas  y sus amores,  y así, aunque lejos, estaban en Babia.  Hay un romance popular de “El pastor que estaba en Babia” que podría avalar esta teoría. De él están sacados estos versos finales:



Todo se aduerme careado
en su paz y en su medida
únicamente  el pastor
no duerme, que suena, herida
 la rosa de sus recuerdos
de la su aldea querida.
Ay, pastor, que estás en Babia,
ay, noche que mal abrigas,
los decires sin palabras,
las añoranzas no escritas.
Del pastor que está en su chozo
como un puño en su pelliza
siempre clavado en su Babia
tan bien llevada y traída.



Existen también hermosas canciones ligadas a la trashumancia que nos hablan de la nostalgia que  produce la marcha de esos pastores:


Ya se van los pastores
a la Extremadura,
ya se queda la sierra
triste y oscura…
Ya se van los pastores,
ya se van marchando,
más de cuatro zagalas
quedan llorando.


Aunque no se tiene la certeza de que sea una canción leonesa, pues  es una canción ligada a la trashumancia, es muy probable que lo sea. La recoge como tal  Eduardo González Pastrana, en 1935 (“La montaña de León. Cien canciones leonesas”). También está recogida  en el  “Cancionero popular musical español de Rodolfo Halffter”. La sierra de Camero de la Rioja también se atribuye su origen. La expresión  estar en Babia es antigua, pues ya fue utilizada por nuestros clásicos,  entre ellos Quevedo.

Las dos teorías anteriores son muy hermosas, pero hay investigadores que hablan de que la expresión puede no tener que ver con la comarca leonesa. Parece que  ya se usaba en el siglo XVI y los romances pastoriles fueron posteriores.  Por otro lado, no hay constancia de esas estancias veraniegas de los reyes leoneses en Babia. Algún lingüista propone el origen del antiguo verbo  “embabir” y de su participio  femenino “embabia”. Este verbo  tendría que ver con el significado de embelesado, absorto.  Xosé Lluis García Arias propone esta teoría  en el “Boletín del Instituto de Estudios Asturianos”. Este verbo se fue perdiendo y “embabia” empezó a relacionarse,  a través de una  etimología  popular, con la comarca leonesa.  El escritor salmantino Lucas Fernández, en varios  textos de sus Farsas y églogas de 1514, recoge esta palabra: “Haz al hombre andar perdido /  embauído/ por los cerros y carrascales / medio muerto y desbalido / y aflegido/  con tercería mortales”. 

 En castellano existe el verbo próximo embaír, procedente del latín  invadĕre, con el significado de ofuscar, embaucar. El “Diccionariu  de la Llingua Asturiana” (DALLA) lo recoge en su variante asturleonesa: “Embaíu,-ida: distrayiu, colla atención  fixa nos propios pensamientos”. Parece, pues, una palabra de la lengua asturleonesa. La RAE, a pesar de que uno de los significados del verbo embaír (entretenerse en alguna diversión) lo vincula a Salamanca, considera que la expresión estar en Babia tiene relación con el nombre de la comarca leonesa. Y, desde luego, puestos a estar en Babia, como en la comarca leonesa, en ningún sitio.

 José María Sbarbi, en suFlorilegio de refranes”,  identifica  la expresión con estar en el país de los tontos, aunque no lo identifica específicamente con la comarca leonesa. Según su pintoresca teoría, Babia vendría de baba, y el que está en Babia estaría con la baba caída, imagen repetida como un  estereotipo de los tontos. Milá y Fontanals recoge, en una obra de teatro menor del siglo XVI,  de Velázquez de Velasco, titulada “La Lena”,  lo que se dice  de cierto individuo muy tonto: “Este es sin duda de aquellos que cuentan de la tierra de Babia, donde los trigos se siegan con escalera”. 

No parece tampoco que Babieca, el caballo del Cid, tenga nada que ver con Babia, parece más bien el producto de una leyenda, ni tampoco que el  adjetivo babieca con el significado de tonto y procedente de baba (RAE), tenga que ver con la región babiana. Porque babiano es el gentilicio de Babia, no babieca. Además es probable que babieca sea de origen árabe,  bab-beká, que significa boca abierta, pasmo. Babia procede de las variantes latinas Vadapia, Uadabia o Vadabia (que aparecen en  documentos de la Alta Edad Media. A partir del siglo  XII se recogen las formas Vahabia y Bahabia que dan origen al topónimo actual. Seguramente  el nombre  proceda de algún hidrónimo de origen prerromano. 

Babia es la comarca (aunque sin reconocimiento administrativo)  y   Luna el río que en ella nace y que  la riega, por tanto. nos podemos perder en los dos lugares a la vez. Esta comarca se dividía desde la Edad Media en dos concejos: Babia de Suso (de arriba) y Babia de Yuso (de abajo),  denominación muy sugerente que hoy no se utiliza.   Ambos son lugares adecuados, en estos tiempos que corren, para poder quitarse la mascarilla, aunque, si la queremos lucir, también podemos hacerlo con un diseño ad hoc.




Dentro del Viejo Reino de León también podemos elegir estar en Las Batuecas. Las Batuecas  es un valle  de la Sierra de Francia, colindante con las Hurdes cacereñas, por donde discurre el río Batuecas. Su territorio fue repoblado por orden del   rey Alfonso IX de León, tras ser expulsados los musulmanes. Muchos de los repobladores fueron de origen francés, lo que dejó rastro en la toponimia y en los apellidos. Es un lugar ajeno al “mundanal ruido” donde uno se puede quedar embelesado. Durante el siglo XVI se presentaba a sus habitantes como personas alejadas de la civilización. Lope de Vega escribió una obra de teatro  sobre este  lugar, “Las Batuecas del Duque de Alba”, y Hartzenbusch, “Las Batuecas, comedia de magia en siete actos”. Sus paisajes también fascinaron a Sorolla y a Buñuel. 

Y relacionada también con  las provincias del antiguo Reino de León existe la expresión mirar a las a(l)pabardas. Las apabardas parece que es   uno de los nombres de la palometa, que tiene unos ojos muy abiertos que dan la sensación de asombro. En Galicia también se usa andar aparvado. (En otro artículo expliqué en su día esta expresión).

Hay otras expresiones relacionadas con los animales, como estar papando moscas, que es quedarse despistado, mirando sin mirar, y  con la boca abierta. Papar es masticar algo blando. Todos sabemos que Papamoscas se llama también a un autómata de la catedral de Burgos, que marca las horas. Es una figura humana de rostro grotesco, que hace sonar la campana que marca las horas, abriendo y cerrando la boca. Y los que lo contemplan también se quedan en actitud de papar moscas. De parecida manera están los que miran a las musarañas. Las musarañas son unos mamíferos muy pequeños, parecidos al ratón, con un hocico que es una especie de trompa. Son  unos animales que habitan debajo de la tierra, de la que a veces salen, y que no realizan una actividad importante. Por ello, los que se quedan contemplando a estos animales cuando aparecen, están perdiendo el tiempo.

Si estamos muy despistados, apamplados,  con una empanada mental, es posible que no demos  pie con bola. Originariamente la expresión no tenía relación con ninguna pelota. Se refería a llegar justo a tiempo a un lugar. Gonzalo Correas, en 1627, en su “Vocabulario de refranes y frases proverbiales”,  le daba ese significado. En “La Regenta” de Clarín (1884) aparece ya con el significado actual.  Quizá la popularización del fútbol tenga que ver con ese cambio semántico. Y muy despistados o carentes de sentido común son los que mean fuera de tiesto. Es evidente que tiesto no se refiere específicamente a la maceta, sino a cualquier vasija de barro, que incluía a los orinales antiguos.

Y volvemos a la realidad sacando de nuestra cabeza,   esa empanada mental para ponerla encima de un plato,  que es donde debe estar. Y de esa manera nuestra mente quedará despejada para volver a pensar  en las musarañas, para descansar en Babia o en Las Batuecas, o para  sentirse en el limbo. ¿Dónde mejor?


Vistas desde la Peña de Francia. Salamanca. MAR


Artículo relacionado: 

Mirar a las a(l)pabardas

12 comentarios:

  1. ENHORABUENA MARGARITA. MUY BUENO
    CARLOS JUNQUERA

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Carlos, por tu valoración y por tomarte la molestia de escribir un comentario en el blog.

      Eliminar
  2. Estupendo, Margarita. Me encanta como juegas con nuestro idioma, manteniéndolo vivo y enseñándonos el origen de expresiones que utilizamos con fecuencia coloquialmente.
    Saludos
    Marisol López Arias

    ResponderEliminar
  3. Magistral, preciosa manera de enseñar, felicidades

    ResponderEliminar
  4. Muy bonito e ilustrativo tu artículo, como todo los que escribes; lo he leído con mucha atención y sin estar en Babia, pero si he estado pensando en las "APABARDAS" como se decía en San Martín con mucha frecuencia al que no prestaba atención a lo que se le estaba diciendo o se le había dicho. Nunca he sabido que significaban las "APABARDAS". Repito, que me ha gustado mucho el artículo Margarita.
    Saludos desde mi refugio temporal de La Cepeda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Aureliano.Al final del artículo incluyo un enlace a otro artículo en que hace tiempo traté de explicar qué eran las alabardas. ¡Feliz entrada de verano por esas tierras leonesas. Saludos.

      Eliminar
  5. No podía ser más que con el amor a las palabras como debía reencontrarte. Han pasado muchos años desde aquellas horas lectivas en las que la literatura se convirtió en el motor futuro de mi vida. Te dejo mi mail por si es posible una charla sosegada una de estas tardes de verano. francispacha@yahoo.es. Espero que el apellido te dé la pista. Un fuerte abrazo, profesora.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué alegría reencontrarte! Y más aún a través de las palabras. Con mucho gusto, me pondré en contacto contigo de forma privada. Gracias por dejarme un cauce para ello y por recordar las clases de literatura. Un abrazo.

      Eliminar
  6. Muy interesante y completo. Se merece más de una lectura. Gracias.

    ResponderEliminar

Licencia Creative Commons
La Recolusa de Mar por Margarita Alvarez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.