Estado de alarma. Día 20. 3 de abril de 2020
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Hoy, Viernes de Dolores, es primer día de las vacaciones
escolares. Unas extrañas vacaciones... Al fin los escolares podrán descansar un poco. Porque nadie ha pensado
en el estrés al que están sometidos los
niños, niños que además de tratar de adaptarse a esta situación de miedo y confinamiento eran
inundados cada día con tareas que les llegaban de los colegios. De unos
profesores, también nerviosos por no estar a diario en sus aulas, y que querían
suplir su labor a distancia. Y, en
medio, los padres, agobiados por su trabajo (o la falta de él) y por el propio estrés
de sus hijos.
Y seguirán llegando tareas escolares después de las
vacaciones… Quizá las autoridades educativas y los propios docentes deberían darse cuenta de que en este momento lo
más importante no es avanzar en el programa de Matemáticas, Sociales, Lengua…
Lo más importante es que les llegue el cariño y la comprensión de sus profesores y que ellos,
alumnos, puedan encauzar sus sentimientos.
Especialmente los niños de Primaria.
Para un niño, es
imposible sustituir la educación presencial. La educación no es solo la
transmisión de unos conceptos y procedimientos, es mucho más. El transcurso de una clase es un
mundo de intercambios, de gestos variados: de sonrisas, de inflexiones de voz, de humor, de momentos puntuales de
frustración, de miradas que transmiten, de sorpresas… Una clase es algo
creativo, siempre diferente, siempre única. Nada que ver con unos fríos ejercicios
indicados para hacer en casa, sin explicación previa. Y las clases son
también espacios en que se despiertan
vocaciones.
En esta ocasión, más que nunca, los docentes y los padres, deben aprovechar para que los niños sepan captar quiénes son los auténticos héroes en la sociedad en que
vivimos. Los auténticos héroes no llevan capa, están mal pagados, no llenan estadios de
aplausos y hacen un trabajo poco valorado
y silencioso. No tienen una sección fija de unos cuantos minutos en un
noticiario, ni programas de horas, como los que tienen los “prohombres” del deporte
u otros personajillos que pululan por la televisión. Frente a estos, de los que
conocemos todo y que nos hacen sentirnos abochornados por sus ingresos y por las noticias que pregonan sin pudor sobre su vida privada, de los otros apenas conocemos sus nombres, son el ejemplo máximo de la discreción, y solo, muy de tarde en tarde, alguna de sus
proezas se convierte en noticia. A veces solo pasan a primera plana y conocemos
sus notables méritos, cuando la muerte
se los lleva para siempre.
Pero de su saber científico esperamos la panacea: el
medicamento que cure el virus y la vacuna que lo prevenga. Y saldrá de ahí, de unos ojos inclinados muchas
horas sobre una lente. De muchos años con el estigma de “becario” a sus
espaldas. Del saber técnico de otros depende el diseño de respiradores para las UCIs… De los
conocimientos del personal sanitario
depende el acierto en el manejo adecuado de los enfermos. Del saber educar de
los docentes, la construcción de un mundo mejor. Y sin menospreciar ninguna
profesión, porque todas hacen patria (y ahora lo estamos viendo más que
nunca), necesitamos dar reconocimiento
social y trabajo a los científicos, a
los ingenieros, a los médicos… porque son una auténtica inversión para un país.
No nos podemos permitir el lujo de que titulados muy bien formados en profesiones
técnicocientíficas tengan que marcharse de España para buscar trabajo y
entregar sus conocimientos a otros países.
Esa es nuestra riqueza… No la
dilapidemos. Necesitamos invertir en
I+D+I (Investigación, Desarrollo, Innovación). Es la mejor y mayor
riqueza de un país. Tal vez eso no dé votos inmediatos, porque es una inversión
a largo plazo (pensemos también en ello al coger una papeleta), pero da algo
mejor…
VIDA.
No, no podemos resignarnos a seguir invocando aquella polémica frase de Unamuno: ¡Que inventen ellos!
¡Inventemos
nosotros!
Me ha encantado, Margarita, tantos héroes olvidados...mientras nuestros mayores se van y nos dejan un vacío y un país que levantaron ellos con su trabajo, sus pensiones, esos también son héroes que no hacían ruido cuando estaban y se han ido sin hacer menos ruido..... solos sin adiós sin nadie...
ResponderEliminarGracias, Faly. Por supuesto que son héroes nuestros mayores y muchas otras personas, pero en este caso quería reivindicar el papel de la ciencia, porque la inversión en ciencia y tecnología es esencial en un país y España ha cuidado muy poco la inversión en ese campo, que ahora vemos que es fundamental.
EliminarMuchas gracias Margarita por ese aire fresco que nos has insuflado. Nos has recordado a los ocultos y silenciosos héroes, que dejaron su esencia en su fe al ser humano.
ResponderEliminarGracias. A ver si esos héroes nos sacan de este monumental atolladero. Los necesitamos.
EliminarEs importante que recapacitemos en todas estas cosas y no estemos pendientes de como como unas personas famosillas echadas a convivir en una isla y que no aportan nada a la sociedad.
ResponderEliminarA ver si esto sirve también para que empecemos a colocar casa cosa en su sitio y cada valor en el suyo. Ojalá encontremos el norte.
EliminarExcelente Margarita. Aire fresco para estos momentos de incertidumbre y muertes a mogollon.
ResponderEliminarCARLOS JUNQUERA
Gracias, Carlos. A veces la historia tiene que poner un punto y aparte para que la empecemos a escribir con otra letra. Lo malo es si se nos olvida pronto. Un abrazo.
EliminarEstoy contigo en todo lo que dices, no puedo añadir mas. Un abrazo
ResponderEliminarEsta vez es difícil no estar de acuerdo. Un abrazo.
EliminarEl hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.Aprenderemos con esto , de una vez por todas, a no volver a tropezar.Lo deseo con todo mi alma
ResponderEliminarMuchas gracias por leer el artículo y dejar tu comentario. Aunque sale como anónimo, porque te falta completar algún registro de Gmail para que aparezca tu nombre, sé que eres amiga de Fuencisla. En próximas ocasiones escribe tu nombre al final del comentario y así conozco el nombre de quien escribe. ¡Salud!
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