domingo, 26 de abril de 2020

¿Castellano o español?



Imagen: MAR

Una de las dudas que nos surge con frecuencia es si debemos llamar a nuestro idioma castellano o español. Para empezar hay que decir que para denominar la lengua que hablamos cerca de 500 millones de personas son válidas las palabras castellano y español, aunque según en qué contextos pueda ser  más adecuada una u otra.

Solemos tener la percepción equivocada de que los españoles somos los que más hablamos español y de que somos los “propietarios” del idioma. Pero no es así. Somos 47 millones de españoles  y algunos millones, aunque sean en la práctica bilingües, tienen como lengua materna otra lengua española. El país en que hay más hablantes de español es México (124 millones), le siguen  Colombia (50 millones) y, probablemente,  EE.UU, (41 millones y 12 más bilingües). España estaría en tercer o cuarto lugar.

Según el Anuario 2019 del  Instituto Cervantes, en el mundo hay  580 millones de hablantes de español, entre los que lo hablan como lengua materna (483 millones), los que lo hablan como segunda lengua y los que lo estudian (unos 22 millones de personas de  110 países). Es  la segunda  lengua materna más hablada del mundo, tras el chino mandarín y  la tercera lengua más hablada en el cómputo global de hablantes, tras el inglés. En 2060 EE. UU.  será el segundo país con  más hablantes  de español, tras México.

Para el conjunto de hablantes de nuestro idioma,  español es el término más adecuado para denominar a la lengua materna de todos esos  millones de   hispanohablantes, por ser el más inclusivo.  Es también el nombre con el  que se denomina internacionalmente: spanish, spagnolo, spanisch, espagnol, espanhol…  

¿Por qué español? Podemos aducir varias razones: 1. Se corresponde con el nombre del estado actual en que surgió el idioma, y solemos denominar así a los idiomas, por ser más práctico, aunque se hablen en muchos países fuera del país original: francés, alemán, inglés… 2. La institución que vela por el cuidado del idioma se llama Real Academia Española y su diccionario, Diccionario de la Lengua Española (DLE). Y ASALE  se llama la Asociación de Academias de la Lengua Española  de todo el ámbito del español. 3. Este idioma, nacido originalmente en Castilla,  se ha enriquecido a lo largo de la historia con aportaciones de otras lenguas peninsulares: gallego, catalán, vasco, portugués, leonés… Y con palabras que proceden de otros idiomas, es decir, ha salido del marco de Castilla.

Ya en 1611 Covarrubias  usaba la ambivalencia y titulaba su diccionario del español: Diccionario de la lengua castellana o española. Es el primer diccionario monolingüe de nuestra lengua. Es también el primero publicado en Europa para una lengua de las llamadas vulgares. 

No obstante, la Constitución española actual (1978) llama castellano a la lengua oficial del Estado. Pero, en este caso,  el criterio es más político  y social que lingüístico. Después de hilar muy fino para conseguir una Carta Magna de consenso, el artículo 3 quedó redactado así:

1. El castellano es la lengua española oficial del estado.  Todos los españoles tienen el     deber de conocerla y el derecho a usarla.
2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus estatutos.
3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.

El  escritor Camilo José Cela, entonces senador, propuso una enmienda en el Senado: “El castellano o español es la lengua oficial del Estado  común de los españoles, quienes tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”. La justificaba Cela diciendo que los adjetivos castellano y español eran sinónimos. Y también argumentaba que “un catalán, un vasco y un gallego, por ejemplo, hablan entre sí en castellano, lengua que aceptan como común”. Sin embargo, aquella enmienda no triunfó.

Merece la pena fijarse un poco en la redacción del artículo 3. 1: El castellano es la lengua española… Estas palabras implican que el castellano es una lengua española, pero que también hay otras lenguas españolas que no son el castellano (lo que luego queda especificado en el punto 3.2.). Es decir, de entre varias lenguas españolas se ha optado por esta como lengua oficial. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Acota muy bien la diferencia entre deber  y derecho. El Estado se debe asegurar de que todos los españoles conozcan la lengua oficial, porque las leyes del Estado se redactan en esa lengua y todos los ciudadanos deben conocer sus derechos y deberes. En cambio,  tienen derecho a usarla, lo que implica que el uso no es un deber, el hablante puede elegir entre usar esta lengua u otras.

En la Constitución de 1931  también se hablaba de castellano: “El castellano es el idioma oficial de la República”. Durante las  dictaduras de  Primo de Rivera y de Franco se prefirió el término español, que se asoció a la indisolubilidad  de la Patria.

Es evidente que la Constitución opta políticamente por  el término castellano, porque  usar el término español parecería  discriminatorio para las demás lenguas que también son españolas. El adoptar el nombre de castellano para la lengua oficial lleva implícito que siempre que se hable de la lengua oficial debe usarse ese término. Por este motivo, por ejemplo, en el mundo educativo, la asignatura denominada siempre Lengua española pasó a denominarse Lengua castellana y Literatura. Se enseñaba lo mismo, por supuesto, pero había que adecuar el desarrollo de las leyes educativas al nombre de la lengua oficial.

Podría decirse, pues, que, de una manera general, es preferible el término español,  y de manera especial cuando se pone en relación con las lenguas extranjeras: español, francés, inglés, ruso… En cambio, es más adecuado hablar de castellano cuando se enumeran las lenguas españolas o se establece una relación entre ellas: castellano, gallego, euskera, catalán (incluso las  no oficiales: leonés, navarroaragonés…), para no establecer preeminencia entre ellas, porque, desde el punto de vista lingüístico, no hay  lenguas más importantes que otras (el número de hablantes, el valor social… no son criterios lingüísticos), ya que todas sirven para lo mismo: la comunicación. Además, desde el punto de vista de un hablante, su lengua es la más importante, la hablen mil personas o mil millones.


Biblioteca personal. MAR

Aunque en algunos países de Hispanoamérica se usa con frecuencia la denominación castellano para el idioma común, todas las Academias de Hispanoamérica, a través del Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), recomiendan el término español, aunque asumen como válidos ambos nombres.

Si miramos las constituciones de los distintos países americanos vemos que en siete países, con unos 150 millones de habitantes, se denomina castellano en la Constitución: Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Perú y Venezuela. En cambio, en ocho países, con unos 60 millones de habitantes, se denomina español: Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Puerto Rico. En Argentina, Chile, México y Uruguay, con unos 180 millones de habitantes, no se menciona el nombre del idioma oficial.

Hay que decir que en la América Hispana tradicionalmente se ha preferido el término castellano a español, de manera especial en el siglo  XIX por razones históricas y políticas. Hay que recordar que entre 1810 y 1820 se produjo la independencia de la metrópoli de los distintos países, de manera no amistosa. Eso llevó a que lo español fuera mal visto y de manera general preferían usar el nombre castellano, que aludía al origen de la lengua, pero no incluía la referencia a España. En algunos países,  como Argentina, durante un tiempo, se llamó idioma nacional, y también trató de llamarse idioma argentino, pero ninguno de los nombres triunfó a largo plazo.

En el último Congreso Internacional de la Lengua Española (Córdoba, Argentina, 2019) escritores argentinos reivindicaron  el nombre de castellano, porque lo de español les sonaba a neocolonialismo.  Giardinelli aseguró que  no existe el español, sino “el castellano de América” y  Claudia Piñeiro propuso que el próximo congreso (Arequipa, Perú, 2022) se llame Congreso Internacional de la Lengua Hispanoamericana.

El Diccionario Panhispánico de Dudas, por acuerdo de las 23 academias de la lengua españolas, zanja la polémica: Para designar la lengua común de España y de muchas naciones de América, y que también se habla como propia en otras partes del mundo, son válidos los términos  castellano o español. La polémica sobre cuál de estas denominaciones  resulta más apropiada está hoy superada. El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy más de cuatrocientos millones de personas. Asimismo es la denominación que se usa internacionalmente (spanish, espagnol, spanisch, spagnolo, etc…) Aun siendo también sinónimo de español, resulta preferible reservar el término castellano para referirse el dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español  que se habla actualmente en esta región. En España, se usa asimismo el nombre  castellano cuando se alude a la lengua común del Estado en relación con las otras lenguas cooficiales en sus respectivos territorios autónomos, como el catalán, el gallego o el vasco.

La conclusión es  que, aunque podemos usar indistintamente castellano y español, de forma general, es más recomendable el término español para que haya correspondencia con otros idiomas.

 
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